
A primera vista, las más pequeñas pudieran parecer simples artesanías. Pero no lo son literalmente. Se trata, por lo general, de piezas únicas que más allá de ser elaboradas a mano, y aparecer como anónimas, se combinan para «armar» la exposición Latinoamérica en su Música, que colorea el gris colonial de la céntrica galería Mariano. Las obras allí expuestas, en ese sentido, responden a un concepto mucho más amplio que el de artesanía: el de cultura popular. Este concepto, abordado de distintos modos y en disímiles ocasiones por la prestigiosa Casa de las Américas, ahora escoge como motivo central la música.
Al respecto, conversamos con la curadora Aurora Díaz, a cargo de esta muestra que, según el folleto publicitario divulgado, se distingue por la incomparable gracia popular de nuestras culturas de América.
—¿Por qué, desde CASA, Latinoamérica en su Música?
—En primera instancia, esta exposición está pensada para mostrar, sacar a la luz, la Colección de Arte Popular de CASA. Exhibirla, investigarla y, sobre todo, que se conozca cómo se acercan y cómo difieren, a la vez, tantas diversas culturas de América Latina. De ahí que la inauguración se hizo coincidir con la clausura del Segundo Coloquio Internacional de culturas originarias, que convocó la institución el pasado mes de octubre. Por otra parte, en septiembre fue el aniversario de independencia de varios países de Centroamérica, y esta es una manera de conmemorar tan importantes fechas.
—¿Cuáles fueron los criterios esenciales de la selección curatorial?
—La idea fue poner a dialogar, en una misma curaduría, obras relacionadas con el tema de la música, que forman parte de dos colecciones: la de CASA y la del museo biblioteca Servando Cabrera Moreno. Para la selección se partió, sobre todo, de los instrumentos musicales más importantes pertenecientes a ambas colecciones. En el caso del museo Servando Cabrera, cuya colección comenzó a realizarla el destacado artista (homónimo) de la plástica cubana alrededor de los años 50, escogimos un interesante conjunto de silbatos procedentes de Guatemala y de México. De manera general, esta exposición se pensó en ese sentido, es decir, de los instrumentos y temas relacionados con la música que formaban parte de estas dos colecciones.
«Es una curaduría que seleccionó previamente los instrumentos (silbatos, campanas, arpas, guitarras, tambores) y las piezas de cerámica o de otras manifestaciones que aluden al tema de la música, presentes en cada una de las mencionadas instituciones. Por ejemplo, contemplamos pequeñas piezas de cerámica o de fibra vegetal que son de músicos, de bandas de diferentes países de Latinoamérica. Hay piezas de Perú, Chile, Brasil, Colombia, Ecuador, México, Guatemala, disímiles países, todos con culturas diferentes, pero que se reúnen esta vez alrededor del tema de la música».
—Si bien es cierto que una exposición constituye una obra orgánica y no debe verse como sumatoria de piezas aisladas, algunas obras suelen sobresalir por su autenticidad. A su juicio, ¿esto ocurre en Latinoamérica en su música?
—La mayoría de las piezas son anónimas. Llegan como donación a Casa de las Américas, y están registradas como anónimas. No obstante, tenemos dos lagenarias (únicas) de dos importantes artistas peruanos de la familia Medina, que las confeccionan con motivos musicales. Son fiestas populares que ellos dibujan en el calabazo que llaman lagenaria. Asimismo, son distintivas las piezas de Oaxaca —del barro negro de Oaxaca— y otras asociadas al culto mexicano a los muertos.
«Tenemos una obra considerada una rareza: un arpa andina; y muchos especialistas me han llamado la atención sobre la singularidad de esa obra, pues se elabora a partir de madera, por supuesto, pero incorporando el carapacho de un armadillo. Es una pieza muy rara. Y eso forma parte de la idea que quisimos transmitir. Piezas únicas, de culturas originarias: los palos de lluvia del Amazonas, las flautas, los birimbaos (instrumento de cuerda, similar al arco musical, que es utilizado en Brasil para acompañar las danzas de capoeira). Todo eso se puede ver en la exposición».
Para concluir, insistimos en el debate sobre el arte y la artesanía, sus fronteras… A propósito, Aurora Díaz explicó a Granma que las obras reunidas en este espacio de la galería Mariano expresan o sintetizan en sí, tradiciones y culturas muy arraigadas, por lo que no pueden considerarse meras artesanías.
«Aun cuando algunas piezas se hayan creado en el siglo XX, estamos hablando de un arte que proviene de fechas inmemoriales. Por consiguiente, la edad de una de estas obras no la da ella misma, sino toda la cultura que representa. Eso, entonces, que habla de una cosmovisión, de una historia, identidad, e incluso de religiones, no puede limitarse al concepto de artesanía. Hay mucho detrás, de fondo», ahora puesto a disposición del público durante tres meses en la galería capitalina, que se ubica en la calle 15, entre B y C, El Vedado.
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