ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Concierto de la Orquesta Buena Vista Social Club en el Karl Marx. Foto: Yander Zamora

En el último tramo de los años 90 se produce un fenómeno muy interesante que internacionalizaría la música tradicional cubana y la convertiría en un objeto de culto durante las próximas dos décadas: el nacimiento del Buena Vista Social Club, que cobijó en un proyecto colectivo a varias estrellas de la Isla, y dio a conocer al mundo la evidente valía de la música creada en Cuba desde hace más de seis décadas y que por esa época no había alcanzado la máxima difusión en el país.

El Buena Vista Social Club (BSC) se despidió de los escenarios con dos recientes conciertos en el teatro Karl Marx dejando detrás una estela de interrogantes y lecciones, sobre todo para los que de alguna manera se re­lacionan con la crítica, la promoción y la grabación de la música cubana.

Un dato: en el cierre de la leyenda Buena Vista —en el que estuvieron sus figuras en activo más representativas como Omara Portuondo, Elia­des Ochoa, Barbarito Torres, Ma­nuel “Guajiro” Mirabal, y Amadito Val­dés—, la mayoría del público es­tuvo formada por extranjeros que es­taban al tanto del simbolismo que re­pre­sentaba participar de la despedida de esta agrupación en Cuba, un colectivo que, dicho de paso, no per­dió la identidad a pesar de entrar por la puerta principal a la gran industria. En cualquier caso, esa propia identidad, esa marca de nacimiento, fue la caja de resonancia que dio lustre al despegue de esta agrupación que pu­so a bailar al siglo XX y a la primera parte del XXI con una música anterior a muchos de los discursos que construyeron los hábitos y gustos musicales de un importante segmento del planeta.

Así, con estos lenguajes de fon­do, entró en juego un colectivo de músicos que, encabezados inicialmente por el ilustre Compay Se­gundo, obligó al público a caer en la tentación de unos sonidos poco conocidos, pero que comenzaron a atraer la atención hasta en las regiones más insospechadas, ya fuese por su calidad o por la irresistible cu­riosidad que despierta siempre un discurso nuevo, aunque, lo nuevo, en este caso, tenía sobre las espaldas varias décadas.

En Cuba, en cambio, una parte del público miró muchas veces al BSC desde la distancia, con una rara sensación de extrañeza, como si su historia no hubiera germinado en las calles de Santiago de Cuba o de La Habana. Como si no les perteneciera. Eso pudiera explicar, en alguna medida, que sus últimos conciertos en la capital estuvieron escasos de seguidores cubanos y sobrados de extranjeros. Por otro lado, el Bue­na Vista, continuamente inmerso en giras internacionales, apenas se presentó como grupo en los escenarios insulares, algo que, sin embargo, hicieron (y hacen) habitualmente varios de sus integrantes con sus proyectos en solitario, como Omara Portuondo o Eliades Ochoa.

Ciertamente el BSC, que trajo de regreso a una larga lista de luminarias como los entrañables Ibrahim Ferrer, Rubén González, Orlando “Cachaíto” López, Manuel Galbán —uno de Los  Zafiros originales—,  Manuel “Puntillita” Licea, o Pío Ley­va, revitalizó la música tradicional cubana y puso en evidencia el interés hacia la exuberante riqueza de un patrimonio que, si bien estaba ante nuestros ojos, no supimos va­lorar en toda su justa dimensión, por lo que llegó a correr el riesgo de perderse totalmente en el tiempo, como sucede todavía con géneros tradicionales cubanos que permanecen latentes a pesar de ser obviados por el letargo de los medios de difusión, demasiado ocupados a ve­ces en alimentar las trampas de las listas de éxito, lo que pone de relieve la falta de estrategias coherentes pa­ra divulgar la música cubana de raíz, condenada en ocasiones a ser una mera atracción turística.

Volvamos al Buena Vista. La trayectoria del grupo vivió varios hitos, desde la obtención del premio Gram­my en 1997, el impacto mundial del documental homónimo del cineasta alemán Wim Wenders o el sonado recibimiento a Compay Se­gun­do en el Vaticano. Durante su explosión, el grupo también desbordó el interés de músicos de resonancia internacional que notaron en ellos un notable potencial. De he­cho la formación se transformó en Cuba en un descubrimiento, especialmente en­tre un sector de jóvenes con inquietudes sonoras más amplias, a partir de la publicación del disco Rhythms del mundo, grabado jun­to a estrellas del rock y el pop anglosajón con el objetivo de recaudar fondos para los damnificados de desastres naturales. En el álbum, que muchos es­cuchamos hasta el cansancio, incluso algunos llegaron a soñar  con la lógica idea de una presentación  en la Isla,  aparecen junto a los cubanos figuras como Sting, U2, Coldplay, Arctic Mon­keys, Radiohead, Dido, Kaiser Chiefs, Ma­roon 5, Franz Fer­dinand, entre otros.

El éxito del disco se avizoraba des­de el  principio. En ese momento (hablamos del 2006), cualquier proyecto relacionado con el Buena Vista nacía con todas las cartas para imponerse tanto en el circuito de las llamadas músicas del mundo como en el panorama sonoro menos exigente. El álbum demostró además que el Buena Vista no era un grupo afincado décadas atrás, sino que se trataba de una formación abierta a los diferentes contextos sonoros del planeta y a sus disímiles influencias, aunque sus mayores aportaciones vinieran del rescate y la revitalización de la música tradicional cubana.

El Buena Vista Social Club se des­pidió dejando claro que no era un grupo del pasado. En efecto, la música que ha defendido durante los últimos 30 años demostró ser una de las grandes fortalezas de la cultura cubana y uno de sus rasgos más identitarios dentro de los conceptos globales de la música. Pero realmente nadie puede asegurar que Buena Vista se haya bajado de­finitivamente de los escenarios. Por­que si uno recorre las calles de La Habana, Santiago, Camagüey, o Vi­lla Clara o cualquier provincia de la Isla, o se coloca bajo la luz mortecina de algún club sin nombre, puede encontrar, sin mucha dificultad, a un músico destinado a la leyenda.

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roxana dijo:

1

12 de junio de 2016

23:46:15


No sabía que esta genial banda había hecho sus últimos conciertos , que maravilla de música, tuve la oportunidad de escucharlos en el Teatro del Lago en mi bella región. Cuento los días para conocer su hermoso país y poder escuchar sonidos de la hermosa música que exportan y los hace famosos alrededor del mundo.

Hater dijo:

2

12 de junio de 2016

23:50:26


Nadie es profeta en su tierra. Un supergrupo que se conformó por ideas foráneas, con otros intereses económicos y como telón de fondo (por suerte) la música tradicional cubana, no puede tener otra despedida que el culto, la adoración o lo naïf de su descubrimiento por parte de los extranjeros. Hace rato que una gran parte de los cubanos se han tirado por el lado de la chabacanería, de la falta de cultura (asusta ver como escriben en los comentarios!!!) o de creer que cualquier pelusa rubia que aparece puede ser mejor que lo que tenemos en casa. Oda al vil metal...

diana dijo:

3

13 de junio de 2016

02:31:15


Mis muy merecidas felicitaciones a este emblemática agrupacion que como bien dice desde Compay Segundo hasta la fecha han puesto en 1er lugar el nombre de CUBA en lo más alto, y en los más disímiles escenarios del mundo, defendiendo nuestra riquísima y exquisita música tradicional cubana. Eterno agradecimiento a estos ilustres músicos. Y MUCHAS MUCHAS FELICIDADES.

Ernesto dijo:

4

13 de junio de 2016

09:49:50


Soy santiaguero de cuna, corazón y alma. Vivo en Santiago. Es verdad que el Buena Vista Social Club es lo más auténtico y hermoso que tiene nuestra cultura actualmente. Lástima que se retiran de los escenarios. Pero la culpa de que la juventud no los escuche la tienen los que elaboran las políticas culturales en nuestra país. Cómo se entiende que los discos del BSC, en forma de tríptico, cueste 20 cuc en las tiendas Artex de nuestro caimán. Además sólo se presentan en lugares donde no frecuenta la juventud. En fín, son disímiles las causas de esta poca aceptación de nuestra música más genuina or parte de la juventud. Viva el BSC.

Josefina dijo:

5

13 de junio de 2016

15:32:11


No borremos la historia, señor periodista, no borremos la historia. El fundador del BSC fue Juan de Marcos, director entonces del grupo Sierra Maestra, agrupación cultora de nuestra música tradicional mucho antes que surgiera ese grupo. ¿No la recuerda?. Si no estoy errada, fue Juan de Marcos quien contactó con Ray Cooder y éste a su vez con Winders, quien ahora parece merecer todas las loas y reconocimientos. Parafraseo a Martí: el periodismo es para decir la verdad, no para encubrirla. No me parece que usted fue consecuente con el título de su artículo pues si decidió hablar del "nacimiento" del BSC, debía haber mencionado a su verdadero progenitor. Nuevamente, no borremos más la historia y a sus reales protagonistas.

Edgardo martinez garcia dijo:

6

13 de junio de 2016

16:28:57


El buena vista es grande entre los grandes a nivel mundial ,pero su música no se disfunde pocos tienen un disco o un cd de ellos ,nunca se presentaron en un barrio o en un pueblo del interior del país ,con el mayor respeto que se meresen, cuba entera los quiere ver y escuchar en vivo ,es un privilegio espiritual ,les deseo éxitos

ElMaPe dijo:

7

14 de junio de 2016

11:46:56


Este reportaje periodístico expone la importancia de esta orquesta que ha divulgado nuestra verdadera música, ahora bien, al analizar el texto podemos apreciar que sus presentaciones en el país han estado limitadas.- Por qué no se han presentado en diversas partes del país para que puedan ser disfrutados no solo por los habaneros sus interpretaciones.- Se reconocen integrantes de diferentes lugares del país con buena trayectoria musical que su coterraneos no los pueden actuar- Parece que el ""fatalismo geográfico"" también se sucede muchas veces en la CULTURA, por presentarse en los teatros de la CAPITAL del país a los artistas y grupos musicales más renombrados, las mejores obras teatrales y los grupos extranjeros, mientras que los ""provincianos"" o """los del interior""", --como tantas veces se dice por TV--, no podemos tener ese disfrute.

Beatriz Moraña dijo:

8

14 de junio de 2016

13:29:02


Tengo sus CD y también los escuché en La Habana. Me duele su adiós. Hasta siempre compañeros!