
Después del arduo bregar a lo largo de una semana, el XIV Concurso y Festival Internacional de Guitarra de La Habana vio coronarse, en la fase competitiva, al cubano Alí Jorge Arango.
No fue una sorpresa, aun cuando el jurado, encabezado por el maestro Jesús Ortega, valoró el alto nivel de preparación de los 16 concursantes y, en especial, los de Rusia, Alemania y Costa Rica que secundaron a Arango, así como de los otros cubanos, en particular Roberto Michel Cano, merecedor del Premio Especial Isaac Nicola, quien recibió una guitarra del lutier costarricense David Chávez y una beca para perfeccionar estudios con el español Ricardo Gallén, en Europa.
Pero a su talentosa juventud Arango ha acumulado tanto en Cuba como en el extranjero experiencia en certámenes exigentes y aprovechado la enseñanza de renombrados maestros, como su compatriota Joaquín Clerch que lo tuvo bajo su tutela en Dusseldorf.
La mejor prueba del crecimiento artístico de Arango la apreció el público que asistió el último domingo a la clausura del Festival en la sala Covarrubias cuando interpretó el Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, respaldado por la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por Enrique Pérez Mesa.
Dicho sea con toda intención, el desempeño de la OSN merece destaque, puesto que asumió con propiedad el coprotagonismo de una jornada que confirmó el lugar de la guitarra de concierto en la vida cultural cubana.
Arango abordó Aranjuez con estilo y fluidez, sin caer en la tentación de rutinas y tópicos que suelen a veces banalizar la ejecución de una partitura que figura en el repertorio de todo guitarrista que aspire a hacer carrera.
Se podrá estar de acuerdo o no con el manejo del aire y el tempo, pero Arango transitó por la obra desde la perspectiva de sus vivencias musicales y apropiaciones estéticas, como para no dejar dudas de que el lenguaje de ese monumento que legó Rodrigo a la guitarra hace 75 años renueva motivos inspiradores en los auditorios actuales.
En la despedida le llegó inicialmente el turno al español Jaume Torrent, uno de los muy especiales invitados al foro habanero. Torrent es uno de los principales animadores del movimiento guitarrístico en la Península Ibérica como compositor e intérprete, y en esa dualidad se presentó ante nosotros, con su Concierto para guitarra y orquesta op. 70, conocido también como Concierto de Rialp, por estar dedicado a esa villa de la comunidad catalana.
Al comentar el origen y estructura de la obra, Torrent ha dicho: “El concierto consta de tres movimientos y los títulos de cada uno de ellos hacen referencia a destacados lugares geográficos de la comarca: Pic de l’Orri, Valle de Àssua y Río de San Antonio. El concierto no pretende describir programáticamente estos parajes naturales, sino más bien establecer un vínculo analógico entre determinados procesos emotivos que se reflejan en el texto musical y las fuerzas de la naturaleza que emanan de los lugares aludidos. En cualquier caso, si aparece alguna evocación paisajística, lo hace como contrapunto al carácter inquieto que domina gran parte de todo su discurso”.
En realidad, no hace falta tener ante la vista los paisajes catalanes para disfrutar un concierto de lenguaje tonal y convencionalmente organizado, dotado de elementos rítmicos expresivos que conectan de manera inmediata con el oyente.
Resultó, por otra parte, interesante conocer la evolución y actual estatura de Manuel Espinás, formado y desarrollado por la Escuela Cubana de Guitarra que desde hace un tiempo radica en México. Optó por otra obra paradigmática de un autor imprescindible para el instrumento: el Concierto para guitarra y pequeña orquesta, del brasileño Heitor Villa-Lobos.
Disciplina y conocimiento fueron conceptos revelados en la interpretación de una obra de riqueza inagotable en su brevedad, a la que siempre tendremos que volver para descubrir la reinvención melódica de los cantos populares, los sorprendentes rejuegos rítmicos y el desenfado de un autor inclasificable.












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Jose Antonio Gonzalez Lozano dijo:
1
27 de abril de 2016
16:37:13
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