
Cuando la próxima semana el jurado integrado por la brasileña Aileen El Kadi, el peruano José A. Mazzotti y la cubana Margarita Mateo den a conocer el título ganador en la categoría Literatura Latina en los Estados Unidos, del Premio Casa de las Américas 2015, a muchos nos sobrevendrá el recuerdo del escritor y maestro Juan Flores.
Cuánto hubiera gozado ese momento este puertorriqueño, nacido en los EE.UU., estrecho colaborador de la Casa y por dos veces ganador de su certamen literario, el último en el 2009 precisamente cuando se convocó el Premio Extraordinario de Estudios sobre los Latinos en los Estados Unidos.
En aquella oportunidad, al enterarme del suceso, escribí que con la distinción al libro Bugalú y otros guisos no solo se reconoce una obra puntual, sino la larga paciencia y el denodado empeño de Juan Flores, uno de los más recios intelectuales que en la nación norteña le ha dado voz a la cultura de la comunidad puertorriqueña.
Ya entonces tenía como referencia un volumen que ha devenido clásico: From Bomba to Hip Hop. Con una enorme capacidad para relacionar categorías culturológicas con observaciones de la praxis social y cultural del entorno neoyorquino, Flores pone allí de relieve la complejidad y riqueza de la trama cultural de su gente, muchas veces marginada o considerada un gueto espiritual, cuando en realidad son muchos sus aportes a las corrientes principales de la música urbana norteamericana contemporánea. Bugalú… vino a confirmar esa vocación suya por develar la trama de un complejo y a la vez singular tejido cultural caracterizado por una indiscutible marca identitaria y un perfil resistente.
Aunque desarrolló una intensa vida académica, en la formación de Flores fue decisiva su vinculación con la atmósfera de rebeldía que caracterizó el final de los años 60 del pasado siglo, época en que muchos jóvenes protestaron contra la vergonzosa intromisión bélica en Vietnam. Por esos años, Flores colaboró con el partido Panteras Negras, descabezado por los servicios especiales del imperio. Tuvo contactos también con el movimiento chicano. En ese tránsito se dio cuenta de que lo que los norteamericanos de origen mexicano estaban logrando a nivel de concientización, también era necesario hacerlo en la comunidad puertorriqueña, sobre todo con los que se identificaban como nuyorrican.
A Juan lo conocí en La Habana un año después, y supe de su pasión por hacer visible la condición afrolatina no solo en el contexto norteamericano, sino también en América Latina y el Caribe. Los años dedicados a animar el Afro-Latin@-Forum en Nueva York hablan de ese denodado empeño.
Lamentablemente una enfermedad neurológica le causó la muerte en diciembre pasado. Pero su impronta perdurará en la saga de los estudios de la Casa de las Américas sobre las comunidades latinas en los Estados Unidos.












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Orlando Godoy dijo:
1
24 de enero de 2015
09:50:17
Orlando Godoy dijo:
2
24 de enero de 2015
10:34:00
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