En su condición de anfitrión, el Coro Nacional de Cuba abrió el pórtico a Corhabana 2014, encuentro que combina presentaciones de agrupaciones vocales cubanas y extranjeras con el intercambio profesional entre directores.
Durante la velada, efectuada en la Basílica Menor de San Francisco y a la que asistieron Miguel Barnet, presidente de la UNEAC, y Orlando Vistel, presidente del Instituto Cubano de la Música, el colectivo dirigido por la maestra Digna Guerra mostró inicialmente el trabajo que desarrolla con niños y adolescentes.
Al interpretar, bajo la guía de Ladys Sotomayor, el Ave María (Bach-Gounod), parte de la suite infantil escrita por la joven cubana Wilma Alba Cal sobre versos de Federico García Lorca, la simpática pieza Los gatos, del mexicano Arturo Valenzuela, y una versión de El cumbanchero, de Rafael Hernández, no solo los pequeños cantores aspiran a ofrecer una imagen lozana del arte coral, sino proyectan un aprendizaje que los debe llevar en la adultez a ser personas de sólido basamento cultural y buen gusto.
Luego el programa del CNC confirmó los valores de la orientación estética y el rigor del trabajo vocal que caracterizan la larga y fecunda permanencia de Digna al frente de la institución, desde 1975 hasta nuestros días.
Una página del alemán Félix Mendelssohn dicha con autoridad (Ehre serd Gott in der Hohe) antecedió una ejecución magistral del Agnus Dei, de Kzrystof Penderecki (1933), pasaje que requiere un control muy preciso de los desplazamientos armónicos. Se trata de la décimo tercera sección (a capella) del Réquiem polaco, compuesto en 1993 para solistas, coro mixto y orquesta, y estrenado un año después en la ciudad alemana de Stuttgart, bajo la dirección del ruso Mstilav Rostropovich.
Si Penderecki trasuntó el dramatismo de todo conflicto espiritual, las obras del casi centenario noruego Knut Nystedt (1915-2006), O Crux, y el norteamericano Rene Clausen (1953), Prayer, esta última dedicada a Teresa de Calcuta, aportaron sensibles atmósferas líricas. Otro rostro de la música de corte litúrgico vino con O lux beata trinitas (2006), del japonés Ko Matsushita (1962), de fraseo incisivo y brillante.
La transición hacia las versiones corales de la música popular condujo al auditorio a disfrutar la sutileza polifónica del célebre Caballo viejo, del venezolano Simón Díaz a la manera de Miguel Ángel Santaella, preámbulo de dos sones de recia estampa, un Chan chan (Compay Segundo) donde las voces desdoblan su emisión hasta la percusión y los efectos de la trompeta al estilo de los septetos, y Vengo cantando de Cuba, de Jorge Álvarez Santiesteban.
Y como el público quiso más, Digna y el CNC regalaron un spiritual con todas las de la ley, como si hubieran acabado de llegar de Georgia o Alabama.












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Eusebio dijo:
1
3 de julio de 2014
07:32:09
Benjamin Suarez dijo:
2
4 de julio de 2014
00:45:30
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