Los boleros, tangos y rancheras que se difundieron a lo largo del siglo XX, sobre todo entre 1920 y 1960, forman parte de la biografía sentimental compartida en la actualidad por los pueblos de América Latina y el Caribe.
Así lo afirmó el reconocido escritor colombiano Darío Jaramillo, al inaugurar en La Habana el Coloquio Internacional del Festival Boleros de Oro, organizado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
Con argumentos puntuales y una sólida disquisición conceptual, que incluyó la audición de más de una decena de piezas de la época, Jaramillo sostuvo una tesis que apunta a la valoración poética de los textos de la canción popular latinoamericana y su irradiación masiva a partir del nacimiento de la industria fonográfica, la expansión de las emisoras radiales y la producción fílmica de países como Argentina y México que solían insertar en sus bandas sonoras obras que alcanzaron fama continental.
Jaramillo llamó la atención acerca de que si bien un altísimo porcentaje de la canción popular aborda genéricamente temas sentimentales, se expresan las más diversas situaciones: encuentros, desencuentros, desengaños, angustias, ilusiones, posesiones, infidelidades, requiebros, maldiciones, y registró los vasos comunicantes existentes entre no pocos de los textos de las canciones más frecuentadas y la poesía española del Siglo de Oro y la hispanoamericana de la escuela modernista.
Algunos de los ejemplos musicales al alcance del auditorio fueron interpretados en vivo por el trío cubano Los Embajadores, fieles exponentes de una tradición.
Al Coloquio, que se desarrolla en el Centro Hispanoamericano de Cultura, asisten estudiosos y promotores de México, Venezuela, Argentina, Colombia, España, Estados Unidos, República Dominicana y Cuba.










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