
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, obra cumbre y paradigmática de la literatura castellana y universal escrita en 1605 por Miguel de Cervantes y Saavedra, fue el primer libro publicado por la Imprenta Nacional, un año después del triunfo de la Revolución.
Aquella edición inicial —impulsada por el Comandante en Jefe Fidel Castro— inauguraba la Biblioteca del Pueblo, cuyo principal objetivo era alcanzar al lector humilde, marginado durante décadas, y llegar a engrosar las colecciones de los hogares cubanos. Apareció impresa en cuatro tomos con una tirada de cien mil ejemplares y contenía ilustraciones (ya publicadas) del francés Gustavo Doré y un dibujo de Pablo Picasso, según explica el ensayista cubano Salvador Bueno en un material publicado en este mismo diario en el año 2000.
En 1972 el texto cervantino vio nuevamente la luz con ilustraciones hechas por primera vez por un cubano, el pintor Juan Moreira. De aquel entonces a la fecha, varias han sido las generaciones que asociamos al héroe caballeresco con esos dibujos lineales finamente trazados, insertados en una naturaleza exuberante y tropical, tal cual los creó la interpretación de Moreira.
Las ediciones posteriores en 1974 y 1980 —ambas en dos tomos publicadas por Arte y Literatura— también contaban con las ilustraciones del pintor. Cuarenta y dos años después, Granma revisitó la memoria de Moreira para conocer más de cerca algunos pormenores de ese proceso creativo que, sin pretenderlo, lo llevaron a estar en la historia de la edición, el arte y la literatura en la Isla.
Conversador, extrovertido y algunas veces hasta jocoso, el artista contestó las siguientes preguntas:
—¿Cómo llegó a ser el ilustrador de esta obra cumbre de la lengua española?
—Vivía y tenía mi estudio en Mercaderes No. 2, al doblar de la Catedral en La Habana Vieja. A ese edificio le decían "El solar de los intelectuales" porque por allí pasaron, entre otros, los dramaturgos José R. Brene y Maité Vera, los pintores Adigio Benítez y Loló Soldevilla, el escritor One-lio Jorge Cardoso —a quien le ilustré varios cuentos— y José Manuel Villa (Villita), un amigo mío diseñador del Instituto del Libro.
"A Villita le encargaron que trabajara en la segunda edición de Don Quijote de La Mancha y él me pidió que realizara las ilustraciones. Yo nunca había leído el libro y me lo prestó para que leyera cuatro o cinco capítulos. Hice tres dibujos, se los llevé y le gustaron. En aquel momento yo estaba trabajando en lo que los críticos han llamado mi etapa del realismo mágico y realicé las ilustraciones del Quijote en esa línea.

"Entonces comencé a leerlo y pasé varios meses en la creación de las ilustraciones, en ese tiempo también daba clases en San Alejandro y trabajaba para exposiciones colectivas y personales.
"El Quijote tiene 156 capítulos, yo no los ilustré todos porque no me daba tiempo pero, cada seis o siete capítulos, hacía una ilustración a página completa y varias viñetas sobre los personajes, que se repitieron en el libro.
"Así fue que ilustré el Don Quijote, por cosas del destino. Después la prensa consideró que era el primer cubano que había ilustrado el Don Quijote y eso fue hace ya 42 años. Pero bueno, todo fue gracias a la propuesta de Villita".
—Varias críticos dicen que su versión del Quijote está tropicalizada, incluso hay quienes afirman que es su alter ego ¿quedó satisfecho con el resultado?
— Quedé satisfecho con el diseño del libro, la línea y el dibujo aunque hubiera querido hacer más ilustraciones, pero tenía una fecha de entrega. Cada cual interpreta el libro a su manera, yo no lo tropicalicé a propósito, me salió así. Tiene mucho que ver con esa etapa mía del realismo mágico, salieron mis vivencias, el contexto histórico y geográfico. En la sensibilidad de la línea expresaba mis motivaciones, mis ideas. Incluso mis ilustraciones de los tres héroes de La Edad de Oro son de ese mismo periodo y pueden encontrar similitudes. Luego vino mi periodo de lo erótico–orgánico y ahora estoy experimentando una etapa inspirada en las raíces africanas e indigenistas.
"Si es mi alter ego o no, no lo sé. Era sencillamente mi estilo en esa época".
—Las ilustraciones y grabados del Quijote han formado parte también de sus exposiciones personales, han ilustrado revistas y publicaciones nacionales y extranjeras ¿Qué lugar ocupa dentro de su obra?
— Luego de las ilustraciones, a través de los años, me presentaban como El que ilustró el Quijote y no como el pintor Juan Moreira solamente. Para mí era un orgullo que me presentaran así porque es una obra cumbre de la literatura universal, pero mi obra es mucho más extensa.
—¿Si tuviera que pintarlo de nuevo cómo lo haría?
—Si ahora me lo pidieran de nuevo creo que no lo haría, al menos no igual. Ahora estoy experimentando el color y el diseño de la etapa erótica y continúo desarrollando las raíces africanistas, así que sería un Don Quijote totalmente distinto.
COMENTAR
Responder comentario