Aunque algunos, vestidos de filantrópicos insensatos, se dedican a pronosticar la llegada de la próxima pandemia o mencionan otras amenazas que podrían poner en peligro la estabilidad mundial; algo así como que «el mundo se acabará», en esta Cuba irredenta, para muchos «atravesada» en el Mar Caribe, también hay quienes tienen la capacidad de soñar y de «ver» el futuro alejado de toda posibilidad de hecatombe y apocalipsis.
Radamés Alemán Alonso, teniente coronel jubilado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, es de los que continúan con el pie en el estribo, como un día dijo el General de Ejército Raúl Castro Ruz.
Este hombre, que no admite que intenten cambiarle la manera de pensar y de decir, defiende cada criterio, cada valoración como «gato bocarriba», no importan las tribunas. Los «casi» no existen para él.
«¿Lo de Estados Unidos contra nosotros? Es una cólera homérica que no se les quita desde hace 65 años, y este 1ro. de Enero la Revolución cumplió 66, y aquí estamos. La cólera de los yankis contra nosotros es una fábula eterna; mientras, nosotros andamos con la paciencia invisible de los que luchan toda una vida.
«Allá ellos, que son cautivos de sus propios discursos. ¿Qué más van a hacer, 243 medidas más? Aquí estamos los buenos cubanos para luchar contra las injusticias y contra toda ley de sometimiento. Aunque el bloqueo está muy presente en casi todo el quehacer nacional y, a decir verdad, nos afecta muchísimo; el bloqueo nos suena al oído y seguimos. Ellos ponen el obstáculo y nosotros ponemos la manera de sobrevivir y dar ejemplos de buena voluntad al mundo.
«¿En 2025? Si te guías por algunos vaivenes de la economía, por el criminal bloqueo, y también por las deficiencias nuestras, es difícil predecir lo que sucederá. Pienso que no debemos desanimarnos. Tenemos que enfrentar con pasión y responsabilidad los nuevos proyectos, como el del empleo de la energía fotovoltaica; el incremento de las exportaciones, mejorar la atención a las personas vulnerables, luchar contra toda manifestación de indisciplina social y contra las personas que van corrompiéndose, porque nadie se corrompe en un día; también luchar contra los altos precios.
«Lo de los precios, se sabe, depende mucho de la oferta y la demanda, pero si vencimos en la lucha contra los alzados en el Escambray, en Angola contra el apartheid; vencimos y fue ejemplo para el mundo en la campaña de alfabetización, ¿cómo no vamos a poner los precios en su lugar?
«Hasta ahora hemos resistido. Tengo plena confianza en la dirección de la Revolución, que encontrará el mejor de los caminos para salir adelante. No olvidemos nunca que leer las segundas y terceras intenciones de los gobiernos estadounidenses nos ha permitido sobreponernos y construir una obra social justa».
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