Tras la retirada del mercado cubano de una firma alemana que proveía a Cuba de máquinas para hemodiálisis, y se encargaba de su reparación, quedaron sin sostenibilidad técnica estos vitales equipos.
Ante esta realidad, el Centro Provincial de Electromedicina de Camagüey busca soluciones para mantener su funcionamiento, y han recuperado ya seis equipos pertenecientes al Hospital Provincial Manuel Ascunce y al Martín Chang Puga, del municipio de Nuevitas.
Según explicó el ingeniero Rafael Ramírez Rodríguez, director de la institución, lo que más se afecta en las máquinas es la bomba que mueve el flujo sanguíneo del paciente durante el tratamiento de hemodiálisis.
«No tenemos los carbones eléctricos de fábrica para cambiarlos. Estamos, en algunos casos, recuperándolos y limpiándolos; en otros, innovando e instalando algunos con similares características para rehabilitar las motobombas con sus prestaciones originales, y evitar que se detenga un servicio de vida o muerte».
El directivo agregó que, además del impacto humano, esta batalla tecnológica tiene también un considerable aporte monetario, pues estas labores le ahorran al país el costo total de ese equipamiento, porque sin las bombas la máquina no funciona.
También expuso que, producto de la retirada de la firma, es previsible la falta de piezas de repuesto y de asesoría técnica, por lo que ya se encuentran ganando tiempo y haciendo estudios a otras roturas frecuentes de este tipo de equipos para, llegado el momento, acortar los tiempos de buscar soluciones.
Inaugurado por Fidel, en marzo de 1987, el Centro Provincial de Electromedicina de Camagüey tiene sobre sus hombros garantizar la disponibilidad técnica de los equipos de la gran red hospitalaria camagüeyana. Para hacerlo, en las condiciones actuales de Cuba, sin financiamiento y prácticamente sin piezas de repuesto, acuden cada vez más a la inventiva, la ciencia y la innovación de su consagrado equipo.



















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