Cumanayagua, Cienfuegos.–Visitar estas tierras sin acudir a la finca de tabaco tapado El Porvenir ya se ha hecho difícil en la ruta de altos dirigentes del país, delegaciones y otros productores de diversas provincias que vienen a tomar experiencias aquí.
El hombre al frente de este sitio se nombra Arcides Hernández Pérez, y quienes han constatado in situ su labor, encomian el carácter diversificado de su finca, la inexistencia de ilegalidades, el funcionamiento a la manera de una empresa estatal socialista (con trabajo sindical y repartición de utilidades a los trabajadores), la presencia de una casita infantil y otras bondades.
Además de uno de los mejores productores tabacaleros de capa de la provincia, Arcides es un labriego muy emprendedor, quien tiene la movilidad de una abeja dentro de esa verdadera colmena productiva que es su finca de 45 hectáreas de fértiles tierras.
El Porvenir es una suerte de pequeño emporio de la diversificación, cuya filosofía de trabajo defiende a capa y espada el encadenamiento productivo, a partir del ingenio y la creación, con la aplicación de la ciencia, la técnica y la innovación a la orden del día.
Como parte del proyecto de desarrollo local en marcha, el campesino destina un segmento de su superficie cultivable a la producción de cuatro variedades de la solanácea que, con la introducción de tecnología de punta y la disponibilidad de casa de cura controlada, riego por goteo y sistemas de secado, genera muy buenos resultados. Ese es el criterio de los entendidos del país.
El empleo de tales técnicas va dirigido a mejorar la calidad de la hoja, al protegerla contra enfermedades; así como a contribuir a la eficiencia y al ahorro de recursos como fertilizantes, componentes fitosanitarios y combustible.
Pero el colectivo de trabajadores que comanda no solo circunscribe su labor al tabaco. Además, poseen casas de cultivos protegidos para incrementar rendimientos en la obtención de hortalizas selectas para el autoconsumo, o para la sustitución de importaciones en el turismo u otros sectores.
Y, también, parcelas sembradas de tabaco, plátano, maíz, tomate, frijoles, ajíes; amén de frutales como el tamarindo.
La casita infantil siempre fue uno de los sueños de Arcides, quien habla de esta con devoción. Dice que era un objetivo muy lindo y noble que lograron con el concurso colectivo de la gente entusiasta de El Porvenir, y con el apoyo de la provincia y de diversos organismos y personas.
Por ejemplo, refiere, el Premio Nacional de Artes Plásticas Nelson Domínguez –quien fundó un museo de montaña en la cercana Comunidad Cultural El Joberto, dirigida por José Oriol González– les donó cuadros para esta bella instalación, decorada con mesitas y otros muebles en miniatura.
El productor presta especial importancia a la atención al hombre y a la mujer, a su juicio indispensable. Piensa que hay que preocuparse por la gente que tienes alrededor, la que te ayuda, la que da los resultados, manifiesta.
Al hablar sobre otras áreas de su vida, desligadas de la producción, el campesino cienfueguero considera que la familia es lo más importante. Comenta que de su papá aprendió casi todo lo que sabe. Del campo, como igual de los valores y las actitudes a asumir en el transcurso de la existencia.
Casi sin nivel escolar, el viejo les enseñó a sus dos hermanos y a él la importancia de los números, pero también de los sentimientos, y la certeza de que el dinero hace falta, pero hay que trabajar para obtenerlo, porque por sí solo no entra en el bolsillo. O en la tarjeta, para decirlo mejor en tiempos de bancarización.


 
                        
                        
                        
                    





 
     
    










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