El realizador George Miller captó el temor de nuestra especie a un futuro sin agua potable u otros recursos imprescindibles para la subsistencia, y lo tradujo en un escenario posapocalíptico en el que la lucha por sobrevivir marca el minutero de los personajes.
Su saga Mad Max, al final, es eso: la batalla por la existencia a partir del momento mismo cuando se agote todo, se difuminen las fronteras civilizatorias e inicie la más despiadada rebatiña por prevalecer, unos días más, en la parte superior de la cadena alimenticia. Lo dibujado por el director es una distopía, sí; pero también una posibilidad real.
Mad Max comprende cinco producciones: una trilogía inicial, y dos películas posteriores: Furia en la carretera (2015) y Furiosa (2024), estrenada en la Televisión Cubana.
Esta última, cuyo personaje central interpreta Anna Taylor–Joy, funciona como la precuela del filme de hace nueve años.
Miller, aunque ambiente su cine en el mañana, está hablando, en alegorías, de los antagonismos actuales por el control de los recursos; de las guerras de rapiña orquestadas desde los centros de poder, de la beligerancia del discurso hegemónico y de las nuevas voces que combaten en busca de sus identidades.
El septuagenario director, no tanto por una cuestión de oportunismo ideológico en la era del MeToo, sino más bien por una razón de percepción interna, visualiza en la mujer el factor de liderazgo, juicio, equilibrio y lucidez necesarios para afrontar los actuales y futuros dilemas. Lo planteó en Furia en la carretera y lo reafirma en Furiosa.
Esos líderes masculinos (Inmortan Joen y el paródico pero muy vil Dementus), resultan elocuentes de la malevolencia, populismo e idiotez de algunos gobernantes. Parecen un cruce de Trump con Milei en la era de las guerras por el agua y los combustibles fósiles.
En Furiosa, la estructura narrativa está más segmentada, con arreglo a una configuración semiliteraria dividida en capítulos.
Lo concebido ahora es una epopeya de rapto, supervivencia, (auto) rescate y venganza, en la cual el cineasta resulta muy consecuente con las esencias de la mitología de su saga.
Furiosa se nutre de la acción de las bandas rivales, de lo físico, del sudor, de las explosiones, del polvo de los camiones o motos que atraviesan los caminos del desierto global, y del tránsito por las miserias fortalecidas de los humanos en situaciones de asfixia.
En el filme, valga subrayarlo, Miller sobrepasa la calidad del rutinario e incoherente cine de acción producido hoy día.
Incorpora un ápice más de verbo que en Furia en la carretera, pero sigue predominando ese cine puro, con bases fundacionales en la era silente y que puede entenderse sin palabras en cualquier parte, algo en lo cual el creador australiano sienta cátedra en toda la saga.
Miller hubiese cristalizado un extraordinario exponente de la saga Mad Max si Furiosa no dilapidase parte de su capital dramático, como lo hace, a fuerza de ser explicativa, reiterativa y no siempre eficaz en el funcionamiento de la estructura episódica de su alargadísimo metraje.



















COMENTAR
Aficionado dijo:
1
2 de septiembre de 2024
15:40:32
Responder comentario