ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Aleida lleva toda su vida entregada en cuerpo y alma a la FMC. Foto: Julio Martínez Molina

Cienfuegos.–«Hija, Fidel y Vilma crearon una organización para las mujeres cubanas. Quiero que estés en ella». Ese fue el mensaje que le envió Cecilio a su hija Aleida, quien alfabetizaba en una localidad del municipio de Maisí, en Guantánamo.

Al leer las palabras del progenitor, la existencia de la joven quedó unida de forma indisoluble a una causa por la cual sigue luchando en la actualidad.

La Federación de Mujeres Cubanas (FMC) significa todo para Aleida Curbelo Álvarez. «La llevo en las venas. Y de no existir, mi vida no tendría sentido. Fui federada, soy federada y seguiré siendo federada», expresó la líder de 78 años, al frente del bloque 12b de la estructura, perteneciente al consejo popular Centro Histórico, en la Perla del Sur.

El trabajo duro y constante la ha marcado siempre. Buscó integrarse a las distintas organizaciones existentes luego del triunfo de la Revolución, e instó a compañeras y amigas a tomar el mismo camino. Durante los 53 años en los que ejerció el magisterio –hoy día está jubilada– nunca le temió a las responsabilidades.

«En 1968, después de graduarme como profesora de Matemáticas y Física, me ubicaron en un tecnológico llamado Ciudad de la Juventud, a 28 kilómetros de Ciego de Ávila. Tuve la tarea de ser Jefa de Cátedra de 16 colegas, la mitad mujeres.

«A pesar de no contar con experiencia, supe guiarlas en el plano profesional y también en el personal. De esa forma me fui formando como dirigente», recordó Aleida.

Al regresar a Cienfuegos comienza a ejercer puestos de dirección dentro de la FMC. Fue secretaria de una delegación enclavada en un barrio en condición de vulnerabilidad, donde, entre otras actividades, organizaron recaudaciones de fondos para el XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, efectuado en Cuba, en 1978. «Aunque no fue fácil, las mujeres de ahí llegaron a quererme», refirió.

«Me mudé varias veces –añadió– y en cada uno de los lugares donde residí ocupé cargos de la FMC. La obra que más me enorgullece fue la realizada en este bloque 12b, pues pasó de tener muchos problemas en su funcionamiento a convertirse en uno de los mejores de la provincia».

Asistente a tres congresos de la FMC y militante del Partido Comunista de Cuba, Aleida está orgullosa de haber podido conversar con los dos artífices de la organización a la que tanto amor le profesa. «Intercambié con Fidel, y Vilma en varias ocasiones. El recuerdo, los pensamientos e ideales de ambos me acompañan cada día. A mi hija Dunia le he inculcado esos mismos sentimientos», precisó la líder social.

El deseo de transmitirle a su descendencia la pasión por la FMC representa otro de los pilares en la vida de Aleida. «Desde niña la llevaba a las reuniones. Le enseñé el respeto y el cariño hacia la Federación. Hace ya tiempo que se convirtió en la organizadora del bloque. Cuando estoy enferma, es ella quien asume mis tareas. Cuando cumplí misión en Angola, también le tocó dar un paso al frente», aclaró orgullosa.

A pesar de las conquistas, muchos son los problemas contras los cuales seguir batallando. Aleida lo sabe. «En este bloque, y en Cuba en sentido general, debemos ser más fuertes en el enfrentamiento a la violencia de género, al machismo y a otros problemas que nos afectan. También está el fenómeno de la emigración, el cual ha mermado nuestras filas. Pero la Federación, sin importar las dificultades, debe mantenerse, y las mujeres seguir unidas», concluyó.

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