Con 40 años en su trinitario, espirituano y cubanísimo costillar, desde que fue inaugurado por el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque y por el entonces ministro de Cultura Armando Hart Dávalos (1ro. de junio de 1984), el Museo Nacional de la Lucha contra Bandidos, único de su tipo en el país, mantiene la lozana vitalidad y el interés de sus mejores tiempos.
No se trata solo de lo bien que le han venido la pintura e iluminación de la torre-mirador, el mejoramiento de las redes hidráulicas y sanitarias o labores de restauración para beneficio de salas expositivas y de otras áreas, en el contexto de un programa con motivo de la efeméride, que entrelaza fraternalmente al propio Museo con la Oficina del Historiador de la Ciudad y con el Proyecto de Desarrollo Local San Francisco.
Es que, a pesar de la riqueza de museos (cinco), iglesias y otras legendarias edificaciones, el dedicado a la Lucha contra Bandidos continúa atrayendo a visitantes de la propia villa, de toda Cuba y del exterior.
Lo afirma, con noble orgullo, Yara Luisa Aróstica Zulbarán, quien acumula, como directora, 20 de los 40 años que cumple la institución.
Testigo documental de una etapa crucial en la historia, el inmueble no solo atesora fotografías, mapas, gráficos y medios relacionados con el enfrentamiento armado a las bandas contrarrevolucionarias que operaban en el Escambray y en otras zonas, sino también reliquias de alto valor patriótico y humano, como la hamaca utilizada por el Che, el uniforme de campaña del Comandante Camilo Cienfuegos o la cartilla del joven alfabetizador Manuel Ascunce Domenech.
Tal y como enfatiza Yara, la vida del Museo no queda atrapada en el interior de esa legendaria construcción, otrora convento de San Francisco de Asís. «Tenemos proyectos y alternativas de extensión a escuelas, a comunidades y a la ciudad, como el Festival Mi muñeca y yo, María Antonieta Cadalzo in Memoriam, abierto a niños, en todas las vertientes del arte y de la literatura».
De no haberse creado el museo, hoy a la ciudad le faltaría algo, porque ningún lugar mejor que Trinidad para conservar viva la memoria histórica de seis años que le devolvieron la tranquilidad al macizo montañoso del Escambray, y salvaron de peligros mayores al país entero.



















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Luis P Ibarra Castillo dijo:
1
1 de junio de 2024
12:13:15
ElQbanolibre dijo:
2
3 de junio de 2024
12:48:05
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