ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
En primer plano, la preparación del abono orgánico; al fondo se rotura más tierra. Foto: José Llamos Camejo

la carolina, yateras, Guantánamo.–«Caminar por las áreas verdes aquí no se le permite a nadie», aclara Rosilienis Montiel Ortega, después de impedir que alguien transgrediera esa regla. Su mirada recorre las carrileras de plantas hortícolas desplegadas entre dos dormitorios de la Escuela Secundaria Básica en el Campo José Maceo Grajales, de este municipio.

«Lo que hicimos con las manos no lo podemos desbaratar con los pies», dice Rosilienis, directora de la institución y gestora de un esfuerzo colectivo que la tierra ferralítica de La Carolina retribuye con una dieta escolar mejor balanceada, y con posibilidades más amplias para fomentar hábitos de nutrición adecuados. 

Desde que se asoma a la entrada, el recién llegado percibe ese panorama. Tanto en el perímetro que circunda a la escuela como en los que fueron espacios vacíos entre los distintos inmuebles, ahora hay variedad de cultivos que refuerzan la alimentación de estudiantes y trabajadores. 

Plantaciones de orégano, col, ajíes, ajo porro, cebolla, comino, llenan decenas de canteros colocados en sucesión en una de las áreas; del otro lado asoma desnudo el terreno rojizo, listo para nuevos plantíos. Habichuela, quimbombó, calabaza y algunas plantas medicinales poblarán cuadrantes acondicionados para esa finalidad. Muchas otras locaciones del centro replican tan halagüeño paisaje.

«PAN PARA MAYO» Y LOS DEMÁS MESES

«La siembra es escalonada –subraya la administradora Olga Ramírez Suárez–; eso nos garantiza productos a lo largo de todo el año; venga a ver», invita, en dirección a una parcela situada en la retaguardia del centro.

Hace notar las incipientes enredaderas que las plantas de ñames, frijol caballero y chote han empezado a tejer en los bordes de unas parcelas indistintamente sembradas de plátanos, yuca, boniato, maíz y frijoles.

Después, en un terreno medio inclinado, entre una armazón de tablas, alguien prepara una mezcla terrosa; «abono orgánico», glosa la administradora; «a base de tierra, desechos de cosecha, y estiércol de aquellos dos», y señala, en plena faena, a Marinero y Candela, que, enyuntados y conducidos por Orleidis Hernández Pelegrín, roturan otro terreno para sembrarlo también. 

En unos cuadrantes hay cultivos específicos, y en otros, los boniatos alternan con ejemplares de maíz o de yuca. Más de una docena de especies permiten elaborar combinaciones creativas de platos en el recinto escolar, que acoge a más de 200 personas entre estudiantes y trabajadores, incluidos 23 niños que, desde lugares distantes, asisten a la escuela primaria de la localidad, y otros 20 a los que cuidan en la Casita Infantil existente allí. 

Y así, «pedacito a pedacito, sembrando», suman hectáreas y producciones. En el caso de los frijoles, según la Directora del plantel escolar, las reservas acumuladas les dan cobertura para tres meses.

Como saldo adicional del emprendimiento, Montiel Ortega menciona «los donativos de algunos productos que le hemos entregado al círculo infantil de Palenque, y las 12 libras per cápita de frijoles distribuidas a nuestros trabajadores».

«Hay otras ventajas: estos cultivos también son útiles para un proyecto educativo que profesores de Geografía, Biología y Educación Laboral impulsan de conjunto con la enfermera. En él, los niños reciben nociones prácticas de producción agrícola; aprenden qué tipos y cantidad de nutrientes les aporta cada producto, y, en el caso de las plantas medicinales, para cuáles dolencias sirven, y cómo procesarlas y suministrarlas».

CUANDO SEPTIEMBRE LLEGÓ

Septiembre de 2023 trajo a Cuba, como de costumbre, las «luces» que siempre traen los inicios del curso escolar a la Isla. No obstante, «la cosa estaba dura en el orden alimentario», recuerda Rosilienis Montiel Ortega; «la carencia mayor era de productos cárnicos, pero ya nosotros estábamos preparados».   

Cuenta que, desde el anterior periodo lectivo, se ocupaban de sembrar y criar. «Eso nos permitió echarle mano a un cerdo adulto, y aliviar el aprieto de la arrancada lectiva, además de contar con otras opciones del agro; igual hicimos para el Día de los Niños.

«Hoy tenemos tres reproductoras de capa oscura, destinadas a aumentar la masa porcina» –añade la Directora–, «una de ellas está parida». Rastrojos de cosechas garantizan parte de la alimentación de los animales, dice, y «los residuos de almuerzo y comida aquí no son desperdicios; los aprovecha esta fauna doméstica; también consume palmiche de la propia localidad. 

«Hasta café, producido por nosotros aquí, ofreceremos en próximos cursos. Ya disponemos de un área y de las posturas, y vamos a sembrar algo de caña también».

Olga Ramírez Suárez, la administradora, lo anuncia antes de que Rosilienis Montiel intervenga de nuevo, esta vez para aclarar que «apenas estamos a medio camino, y seguimos. Frente al bloqueo y a la crisis, vamos a resistir desde el aula y desde el surco».

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