pinar del río.–Veinte años después, Cira Reyes se sigue emocionando cuando recuerda aquella tarde lejana en que tuvo la posibilidad de hablar largo y tendido con Fidel.
«Es que, hasta por teléfono, el Comandante impresionaba», dice.
Eran los días en que Pinar del Río servía de experimento para lo que luego se conocería como la Revolución Energética, y Fidel llamaba con muchísima frecuencia para indagar sobre los más mínimos detalles.
«Aquella tarde, la Primera Secretaria del Partido en la provincia se hallaba fuera de la oficina, así que el ayudante del Comandante en Jefe le advirtió: la que está es la Jefa de Despacho, y él le dijo que no importaba, que me pusiera a mí».
Cira no olvida que fue una conversación en la que el Jefe de la Revolución se interesó por la marcha del Programa Energético, por la vida del territorio, y hasta por la carrera universitaria que ella estudiaba en el curso para trabajadores.
«Era un hombre muy comunicativo, que hacía muchas anécdotas», dice. Sin embargo, confiesa que sintió alivio cuando por fin la Primera Secretaria apareció, y se hizo cargo de continuar explicándole a Fidel.
Después de aquella primera vez, vendrían otras. «El Comandante llamaba y yo hablaba con él, y cuando venía a la provincia, me saludaba. Tengo hasta una foto a su lado».
De todas sus vivencias en 38 años de labor en el Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba en Pinar del Río, asegura que las más importantes son las relacionadas con el líder histórico de la Revolución, por ese magnetismo inolvidable de su figura.
Antes, había trabajado por espacio de 14 años en la Unión de Jóvenes Comunistas, en la cual comenzó como secretaria de un funcionario y llegó a ser la Jefa del Departamento de Asuntos Generales.
Sin embargo, es en el Partido en el que ha transcurrido la mayor parte de su vida. Desde que fue promovida al trabajo de la organización política en 1986, ha cumplido distintas responsabilidades en ella.
«Primero atendía a los cuadros de las organizaciones de masas, después fui jefa de sección de Asuntos Generales, funcionaria, y especialista de Atención al Buró y el Comité Provinciales».
En las últimas dos décadas se ha desempeñado como Jefa de Despacho de cinco primeros secretarios; una responsabilidad que le ha permitido vivir de cerca los principales acontecimientos que han tenido lugar en la provincia, y conocer de emociones, preocupaciones y desvelos por hacer que esta tierra avance, a pesar de los pesares.
Desde allí ha celebrado logros importantes, como el otorgamiento a Vueltabajo de la sede del acto central por el 26 de Julio, y también momentos dramáticos como el azote de decenas de huracanes.
«Todos los ciclones los he pasado aquí, en la oficina, porque toca la casualidad de que casi siempre pasan de noche».
Del Partido, considera que sigue siendo una organización de vanguardia, en la que la mayoría de los cubanos confía.
Por ello, entre sus mayores orgullos, está el haber formado parte de él, desde adentro, durante casi cuatro décadas. Y aunque no le han faltado ofertas de empleo en otros sitios mejor remunerados y menos exigentes, asegura que no se sentiría cómoda en otro lugar.
Sencilla y servicial, es capaz de atender con la misma sensibilidad la llamada de un Ministro que la de cualquier ciudadano.
«Hay personas que se comunican con nuestra oficina porque necesitan un turno médico en un hospital de La Habana, o una resonancia magnética, porque el equipo de la provincia está roto. La gente llama aquí para todo porque cree en el Partido, y uno siempre los trata de ayudar».
Aunque admite que el suyo es «un trabajo de muchas horas y mucha consagración», advierte que en él se siente más útil, y cada día trata de hacer suya aquella idea del Che, de darles el frente a las adversidades, sin perder la ternura.



















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