ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Obra de Michel Moro

La Inteligencia Artificial (IA) acapara titulares. Tal parece que asistimos a la escena de una película de ciencia y ficción.

Como ya ha sucedido en varias ocasiones, los frutos de la imaginación de los escritores del género se vuelven tangibles, como si fueran ellos caminantes en el tiempo, seres que viajan al futuro y convierten en literatura sus experiencias, para «amoldar», con cariño, la mente de la humanidad ante lo imprevisible y desconocido.

Mientras Elon Musk aseguraba que el primer paciente de su empresa Neuralink ya puede mover el cursor de un ratón de computadora con la mente, después de que se le implantara un chip en el cerebro; escépticos y entusiastas se enfrentan en un debate que constituye un punto neurálgico, en torno al cual se construye el destino de la especie humana.

Aunque muchos crean que se trata de un tema reciente, el término Inteligencia Artificial se usó, por primera vez, en el año 1956, y aunque no existe una definición única, el profesor  Rafael Bello Pérez explica que una de ellas «se basa en el test de Turing. Plantea que, si un humano interactúa con una computadora y con otro humano, sin saber cuál es cada uno, al no ser capaz de dife­renciarlos, el software con el que trabaja esa computadora está dotado de IA».

El doctor en Ciencias Rafael Bello es miembro de mérito de la Academia de Ciencias de Cuba, y un especialista reconocido en el tema. Asegura que «la década del 60, con el desarrollo de los primeros sistemas expertos y el éxito de algunos modelos de redes neuronales artificiales marcó un punto de partida, pues despertó el interés en este campo de la Computación.

«Ya en el actual siglo se crearon las condiciones para el desarrollo acelerado de la IA y sus aplicaciones. En 2016 se vivió un hito importante, cuando un programa basado en IA logró derrotar al campeón de Go, un juego más complejo que el ajedrez.

«Más recientemente, la llamada IA generativa, en la que sistemas como Chatgpt, Bard y dall-e pueden generar textos o imágenes con una alta capacidad de creación de contenidos, ha despertado un gran interés por el tema».

Sin embargo, ocurre algo en extremo peligroso, pues los grandes progresos en este campo están en manos de importantes empresas (Google, Microsoft, Openai, etc.). «Mientras que, usualmente, los resultados científicos provenientes de universidades o centros públicos son más abiertos y puestos a disposición de otros, la IA se está convirtiendo en un negocio. Resultan tan grandes los requerimientos tecnológicos para poder desarrollar los nuevos modelos que, prácticamente, solo esas empresas tienen los recursos materiales, financieros y humanos para hacerlo».

Por otro lado, existen retos asociados al empleo de estas tecnologías, pues el profesor de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas alerta que un «mal uso puede representar un peligro para los humanos: un sistema puede actuar de forma discriminatoria, un vehículo autónomo puede atropellar, un robot cirujano realizar una mala operación, qué decir de las armas inteligentes. Se habla mucho del impacto en el empleo, pues los sistemas inteligentes sustituirían a los hombres en disímiles tareas. ¿Quién sería el responsable de un error que cometa un sistema inteligente?».

En consecuencia con estos desafíos, en 2021 la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, abogó por establecer reglas para que la inteligencia artificial solo beneficie a la humanidad. «En ese mismo año, esta organización de las Naciones Unidas elaboró un documento sobre las recomendaciones para el uso de la IA, dirigido a los gobiernos del mundo, en el cual se incluyen un grupo de principios, entre los que están: seguridad y protección; equidad y no discriminación; sostenibilidad; privacidad; supervisión y decisión humanas; transparencia y aplicabilidad; responsabilidad y rendición de cuentas; sensibilización; alfabetización y gobernanza de la IA».

Al otro lado de la moneda sobresalen los incontables beneficios del uso de la IA, la cual ayudará a incrementar la calidad de vida del hombre.

Por ello, el doctor Bello considera que «en lugar de ver solo sus peligros, debemos trabajar en su asimilación y desarrollo, creando el ambiente ético y legal para su empleo pleno, en función del desarrollo socioeconómico del país.

«En una nación como Cuba, donde todavía el empleo de la IA es incipiente, debiéramos centrarnos en trazar la estrategia para su ascenso, y posibilitar su despliegue como una nueva fuerza para nuestro desarrollo socioeconómico, sin dejar de trazar, en paralelo, las necesarias regulaciones».

En la actualidad, la IA reconfigura al mundo moderno y revoluciona aspectos esenciales como la salud, la agricultura, la industria, la gestión de la energía, las ciudades, la ciberseguridad, la actividad financiera, la educación, el entretenimiento, etc.

¿Se llegará a alcanzar la llamada singularidad tecnológica, cuando la máquina alcance y supere la capacidad del hombre?

Habrá que visitar la obra de los grandes maestros de la ciencia y la ficción. Quizá alguno de ellos ya viajó al futuro y nos dejó, en alguno de sus textos, todas o casi todas las respuestas.

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