ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Archivo de Escambray

Desde 1874, la historia presagiaba que el 15 de marzo era día para gritar: ¡Viva Cuba Libre! Tal es así, que pareciera cosa del destino el encontronazo que devino la batalla más grande de los diez primeros años de guerra.

Los cubanos querían y sabían que tenían que llegar a Occidente, y en ese trayecto, por el extenso Camagüey, en la finca Guásimas de Machado, en el actual municipio de Vertientes, aconteció el hecho militar, que no solo se estudia en las academias militares cubanas, sino que trasciende las fronteras, por las genialidades de un jefe como el Mayor General Máximo Gómez.

El Generalísimo recibió información de que se acercaba una tropa española compuesta por 3 000 hombres, con infantería, artillería y caballería. La orden fue clara, a pesar de la superioridad numérica y en armas del adversario: organizar el combate –como ya era común en los campos cubanos, parte del legado de nuestras luchas–: por difíciles que sean las circunstancias, el combate hay que darlo.

Gómez lo planeó todo al pie de la letra: el Coronel Cecilio iría al encuentro con el enemigo, a provocarlo, y atraerlo a la emboscada de la infantería, el resto le tocaría a la caballería, que esperaba al fondo del potrero. A pesar de que la batalla fue de tres españoles para un cubano, incluso llegó a ponerse de cinco para uno, por los refuerzos que llegaron, las tropas mambisas otra vez sacaban su estirpe y machete en mano e inteligencia de sobra inclinaron la balanza a su favor.

El resultado fue una gran victoria para los mambises, de esas que solo parecen lograrse cuando se pelea por una idea justa y sabiéndose en el lado correcto de la historia. Hizo falta mucho corazón para, con solamente mil hombres, enfrentarse a 3 000. Según describió el propio Gómez en su diario: «Bajas sufridas por nuestra parte: 29 muertos, 28 heridos graves y cien leves. Las del enemigo, según informes: 1 037, entre muertos y heridos».

Fue así como, desde el 15 hasta el 19 de marzo, los españoles supieron lo que lograba la efectiva cooperación entre la infantería y la caballería, además de poner en práctica emboscadas de aniquilamiento, cercos, persecución y las temidas cargas al machete.

No, no es ficción. Así fue nuestra lucha por la soberanía, una pelea constante contra la adversidad. Hoy, 150 años después, la pelea se mantiene, y hay muchas Batallas de las Guásimas que dar contra ese enemigo que también nos supera en fuerzas; pero aquí, de este lado del combate, hay muchos mambises prestos a dar la sangre por Cuba.    

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Eduardo Alberto González Maza dijo:

1

22 de junio de 2024

12:28:08


Hoy se pone de manifiesto una vez más la necesidad y la importancia de la unidad revolucionaria la integración patriótica, la valentía e inteligencia de los cubanos en el enfrentamiento de las adversidades sin que importe mucho la magnitud y el tamaño del enemigo a enfrentar sino la convicción y la concepción que determina la victoria.