Salvador Cisneros Betancourt heredó de su padre el título de II Marqués de Santa Lucía concedido a su adinerada familia por el Rey de España y dedicó su fortuna y vida a la independencia de Cuba, llegando a ser el único que ocupó el cargo de Presidente de la República en Armas en dos ocasiones.
Tras ser uno de los hombres más ricos en su provincia natal, murió hace 110 años en una modesta casa en La Habana el 28 de febrero de 1914, pocos días después de cumplir 85 años.
Salvador nació en Puerto Príncipe, actual provincia de Camagüey, el 10 de febrero de 1828 siendo el único hijo varón en los dos matrimonios de su padre. Su familia era dueña de grandes extensiones de terreno y otras propiedades y tenía gran relevancia en los grupos de poder de la villa afianzada por redes de parentesco creadas a través de generaciones.
Sin embargo, a los 38 años presidió la Junta Revolucionaria de Puerto Príncipe, creada en 1866 y, según su propio testimonio, estuvo involucrado en la conspiración que condujo al alzamiento de Joaquín de Agüero y Agüero en 1851. En 1868 su firme decisión de no permitir que los españoles concentraran todo su poderío militar contra los patriotas orientales, determinó el alzamiento de los camagüeyanos al 4 de noviembre en Las Clavellinas.
En la reunión de Las Minas, la noche del 26 y madrugada del 27 de noviembre, antes de que Ignacio Agramonte llamara a arrancarle a España mediante las armas la libertad de la Patria y llamara a los patriotas a incorporarse a la revolución, Cisneros ya se había levantado por la guerra libertadora.
Un día después del alzamiento de Cisneros, fue el combate de Bonilla, bautizo de fuego de los camagüeyanos para detener el tren de Puerto Príncipe a Nuevitas con fuerzas del Conde de Valmaseda en tránsito hacia Oriente. Allí estaba el Marqués, de pie sobre la línea del ferrocarril alentando a los patriotas.
La Guerra Grande fue una dura prueba para la familia de Cisneros. Hombres y mujeres acostumbrados a una vida de lujos vieron sus existencias transmutadas en incertidumbre, hambre y muerte. Penalidades, confiscación de sus bienes y, lo más preciado, la muerte de su esposa y varios de sus siete hijos en la manigua fue el costo del sacrificio, pero nada lo debilitó.
En esa guerra participó en el combate de Arenillas y presidió el Comité Revolucionario de Camagüey. Fue delegado por su provincia a la Asamblea Constituyente de Guáimaro y al proclamarse allí la República de Cuba en Armas, es nombrado Presidente de la Cámara de Representantes. Investido de tan alto cargo participa en numerosos combates, dando siempre en ellos pruebas de valor y serenidad.
Es nombrado Presidente de la República en Armas el 27 de noviembre de 1873, luego de apoyar la destitución de Carlos Manuel de Céspedes y ser decidido así por la Asamblea, pues desde el 13 de abril de 1872 se había acordado que, en caso de quedar vacante la más alta magistratura encontrándose ausente el vicepresidente, el encargado de asumir el cargo sería el presidente de la Cámara.
Su gestión como presidente cesó el 29 de junio de 1875, día en que renunció presionado por la demanda de jefes mambises sediciosos en Lagunas de Varona encabezados por Vicente García, y regresó a la Cámara de Representantes, en la cual resultó nuevamente electo.
Fue herido en un brazo durante el ataque a la Torre Óptica de Colón, y junto con los miembros de su gobierno acompañó a la columna invasora, bajo el mando del Mayor General Antonio Maceo, desde Mangos de Baraguá hasta Ciego de Potrero, en Sancti Spíritus, desde donde regresó a Oriente.
Cuando la Guerra Grande tambaleaba por la actitud claudicante de muchos de los oficiales del Ejército Libertador, Cisneros no aceptó el Pacto del Zanjón y protestó esos acuerdos al mismo capitán general español, Arsenio Martínez Campos. Al comprender Cisneros que la independencia en esa oportunidad no se podría obtener por la división reinante en las filas mambisas, le reclamó a España, infructuosamente que, al menos, ponga fin a la esclavitud.
Después del pacto claudicante Cisneros viaja a Estados Unidos, de donde regresó en 1884. Al comenzar la Guerra de 1895 se alza el 5 de junio de ese año, al frente de 12 camagüeyanos, en Las Guásimas de Montalbán, y se sumó a las filas del Mayor General Máximo Gómez en Sabanilla del Junco.
Presidió luego la Asamblea Constituyente de Jimaguayú donde resultó electo nuevamente Presidente de la República en Armas, convirtiéndose en el único cubano que ocupó ese cargo en dos ocasiones. Después de concluido su gobierno en 1897, no ocupó cargo alguno manteniéndose con su escolta y ayudantes hasta el final de la guerra, y votó en contra de la destitución del Mayor General Máximo Gómez como General en Jefe del Ejército Libertador.
Cuando se produjo la intervención de Estados Unidos en la guerra de los cubanos contra España, Cisneros fue uno de los pocos en las filas de los mambises que desconfió de la ayuda del vecino yanqui. Llegó incluso a predecir qué tal intervención amenazaba la independencia de Cuba.
Posteriormente fue elegido delegado por Camagüey a la Asamblea Constituyente de 1901 y senador por Camagüey, para el primer Congreso de la República en mayo de 1902. Se opuso firmemente a la aprobación de la Enmienda Platt por el gobierno de Tomás Estrada Palma y el 2 de agosto de 1907 inició un movimiento para enfrentar la corriente anexionista que, en la segunda intervención militar norteamericana pretendía convertir a Cuba en un protectorado norteamericano.
Fundó, el 10 de octubre de ese año, la Junta Patriótica de La Habana. El 26 de marzo de 1913 resultó proclamado presidente del Comité Pro Abolición de la Enmienda Platt y fue reelegido en el senado por el pueblo camagüeyano.
El luchador que dedicó su vida a la independencia de Cuba, Salvador Cisneros Betancourt, II Marqués de Santa Lucía, murió en una modesta vivienda en la Ciudad de La Habana. Una de las principales calles de su natal Camagüey lleva su nombre y su pueblo siempre rinde homenaje a su memoria.
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