LAS TUNAS.–Pese al intenso trabajo y los esfuerzos desplegados, la Empresa Agroindustrial Azucarera (EAA) Antonio Guiteras no logró arrancar la zafra en la fecha prevista.
Fue necesario retrasar un mes el esperado inicio, cuya fecha definitiva tuvo lugar el pasado 19 de enero, específicamente para azúcar, porque desde tres días antes ya se molía para meladura. No obstante, un recorrido de este medio por áreas de la empresa, así como el diálogo con trabajadores y directivos, permitió constatar que existe un alto compromiso con el plan previsto: 39 321 toneladas de crudo, y que de nada sirve lamentarse por lo que no puede remediarse ya.
La clave está en trabajar, de forma mancomunada y eficiente, para que su corazón, el coloso Antonio Guiteras, pueda latir con la fuerza que todos esperan, y que el país necesita.
LA VIDA DEL CENTRAL ENTRA POR EL BASCULADOR
El estimado para moler en esta zafra es 729 124 toneladas de caña. De ellas, la industria necesita 542 123 para producir azúcar, se tributarán 100 000 a su homóloga de Majibacoa, y unas 85 000 se destinarán a la producción de meladura.
Así lo detalló a Granma Michel Marrero Tamayo, director de caña de la mencionada EAA, quien señaló que, en función del corte, se encuentran 75 combinadas, diez de nuevas tecnologías (Case) y 63 KTP, distribuidas en 30 frentes de corte y 47 pelotones de combinadas.
Sin embargo, existen situaciones puntuales que devienen problemáticas concretas, explicó el directivo.
«Luego de casi ocho meses de intensa sequía, nos afectaron, en gran medida, las lluvias que en los meses de septiembre, octubre y noviembre sobrepasaron los 200 milímetros. Ello ha traído consigo, en primer lugar, un notable deterioro de los caminos. También la humedad ha afectado el brix (indica la madurez de la caña).
El caso específico de los caminos constituye hoy un punto crítico, pues limita, de acuerdo con Marrero Tamayo, la apertura de nuevos frentes de cortes, y los pelotones se ubican en la medida en que esos viales dan la posibilidad, aunque la brigada responsable trabaja de forma intensa, pero con notables carencias tecnológicas.
«La propia situación de los caminos nos había permitido abrir solo cuatro centros de recepción, pero tenemos un cronograma montado para buscar otros puntos. No obstante, pensamos lograr, con esos que ya abrimos, y el tiro directo con nuevas tecnologías, que el ingenio muela alto y estable, con eficiencia, lo que permita sostener la producción de azúcar».
La situación del coloso en las zafras recientes fue la causa fundamental de que se quedaran unas 400 000 toneladas en los campos, que constituyen el 60 % de la caña prevista para cosechar en la presente contienda, un aspecto al que también se refirió el Director de Caña de la Empresa.
«Eso, lógicamente, afecta de manera considerable los rendimientos, que no deben sobrepasar las 33 toneladas por hectárea, así como los brix, que deben ser bajos. No obstante, trataremos de combinar la caña para disminuir el impacto de esa problemática», aseguró.
En los cañaverales se decide el éxito de la zafra, y eso lo saben trabajadores como Sergio Parra Rodríguez, jefe del frente uno de corte, de alta tecnología, que presta servicios a varias formas productivas.
«Contamos con tres combinadas de estera y cuatro tractores movedores. Carecemos de ciertos recursos, pero con lo que tenemos nos preparamos, y hoy la maquinaria nos está dando buen rendimiento. En nuestro caso, como las combinadas son de alta tecnología, tenemos un peso mayor en el corte. Arrancamos con un rendimiento de entre 500 y 600 toneladas diarias. Pudiéramos sobrepasar las mil, pero realmente los lubricantes, sobre todo, nos afectan mucho. También hoy son complejas las situaciones del terreno, pero nada de eso no nos detiene».
A los retos del día a día se enfrenta Pablo Daniel Mola Remedios, operador de combinada Case, que comenzó a hacer zafra en 1984 y ya tiene, según comentó, una pared en su casa en la que ya no caben los reconocimientos, pues en no pocas ocasiones ha sido millonario.
«Por mi experiencia, le puedo decir que esta es una tecnología muy buena, muy eficiente y cómoda para el operador. Es un señor equipo para picar caña. Nosotros las cuidamos lo más que podemos, porque sabemos que faltan piezas, recursos, pero tratamos de que tengan el rendimiento que hace falta.
«Yo he sido millonario muchas veces, y este año espero serlo, porque debe ser mi última zafra».
También dispuesto a trabajar y a cumplir está Orlay Jomarrón, chofer de uno de los camiones de alto porte.
«Si hay caña suficiente podemos dar hasta cuatro viajes al día, al centro de recepción. Mi camión, por ejemplo, en cada viaje transporta 40 toneladas. Hacemos turnos de 12 horas, y este año recibimos un grupo de recursos, gomas, baterías, y eso mejora la situación del equipo. Sí, hemos pedido que se coloque un tractor movedor en el centro de acopio, porque los camiones son muy pesados, y sufre mucho la mecánica a la hora de ubicar los remolques. Estamos dispuestos a trabajar, ojalá podamos tirar con estabilidad para cumplir y para nuestra mejoría económica».
Alta responsabilidad tienen en esta cadena productiva los centros de recepción y limpieza. Geovanys García Martínez, administrador de uno de ellos, La Horqueta, explicó que se han preparado con turnos de trabajo para procesar caña las 24 horas.
«Estamos procesando entre 30 y 34 carros por turno, dependiendo de la disponibilidad de carros de línea. Tenemos una tarea diaria de 1 360 toneladas. El centro ha comenzado con bastante estabilidad, pese a que la tecnología es del año 83, aproximadamente. Tenemos seis electroventiladores que mantenemos en funcionamiento, y son imprescindibles, porque la caña llega aquí con mucha materia extraña».
EL RETO: QUE EL CENTRAL MUELA, Y QUE MUELA BIEN
Todo el mundo sabe que la zafra no se trata de cruzar los dedos y esperar. Es un hacer constante que nunca termina, porque requiere un antes, un durante y un después, cada uno tan exigente como el otro.
Reparar un central a conciencia, con cultura del detalle, implica jornadas interminables de trabajo con un objetivo primordial: eficiencia. Esa fue una deuda del Antonio Guiteras en la contienda pasada, y las causas fueron atendidas cuidadosamente para que no se repita la historia.
Así lo transmitió en sus palabras Juan Carlos Molina Diéguez, administrador del central.
«Esta vez las reparaciones se hicieron con mucha calidad, entraron recursos que hace años no entraban, fundamentalmente en el tema de los laminados. Les hicimos reparaciones especiales a varios equipos tecnológicos; por ejemplo, en el área de generación de vapor, en la planta de tratamiento de agua y en el área de fabricación. Fue un esfuerzo que hizo el país para que pudiéramos estar en mejores condiciones».
Hemos comenzado con algunos tropiezos, casi siempre es normal al inicio de la zafra –continuó–, pero no han sido roturas de gran envergadura, son cosas que vamos resolviendo sobre la marcha.
El sector azucarero no escapa a la fluctuación de su fuerza, razón por la cual, este año, la zafra también tiene como peculiaridad la incorporación de un número notable de jóvenes que, si bien en algunos casos carecen de experiencia, reciben apoyo, atención, y lo más importante, tienen deseos de aprender.
Al respecto, señaló Molina Diéguez, potenciaron la capacitación y tuvieron apoyo también de trabajadores del central Colombia.
«Podemos decir que nuestra fuerza está lista para enfrentar la zafra. Estamos conscientes de que comenzamos con un atraso considerable, pero el objetivo es moler toda la caña que llegue al basculador, y hacerlo con eficiencia».
Ilán Delgado Vázquez, director general de la empresa, explicó a este diario que se ha seguido una estrategia en función de cumplir los parámetros de calidad del azúcar.
Apuntó, además, que, dada la situación del país, la generación eléctrica también será un tema priorizado.
«Pudimos recuperar, con ayuda de la Unión Eléctrica en sus talleres, la chumacera del turbo de 12 megawatts, que nos va a permitir mejorar el aporte y también obtener otro ingreso, que servirá de estímulo salarial a nuestros trabajadores industriales.
«A modo general, podemos decir que reconocemos las dificultades puntuales que tenemos, pero estamos en mucho mejores condiciones que en años anteriores. Nuestro reto está en lograr la mayor eficiencia posible, no solo industrial, sino en nuestras estrategias de trabajo».
PONERLE A LA ZAFRA EL CORAZÓN, Y NO ES CONSIGNA
Que exista optimismo, deseos de cumplir, voluntad de honrar los compromisos adquiridos con la provincia y el país, no impiden que se tenga claridad total de que esta será una zafra difícil, retadora.
Sin embargo, más allá de las problemáticas puntuales, existe un capital humano muy valioso, con deseos de trabajar, porque hacer azúcar también lleva mucho de heroísmo.



 
                        
                        
                        
                    





 
     
    










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Franz 30Nov dijo:
1
26 de enero de 2024
09:48:39
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