ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La Avenida 26 de Julio, de la ciudad de Camagüey, se beneficia de las innovaciones para proteger el alumbrado público. Foto: Cortesía del proyecto

La tecnología LED es cara, más para el alumbrado viario, que requiere determinadas características de potencia y, en las condiciones de un país como Cuba, del tercer mundo y agredido económicamente, se complejiza más todavía. 

Varias importaciones han llegado desde China, Rusia y Vietnam, fundamentalmente. Sin embargo, a lo caro de la luminaria se le suman los costos de transportación, lo cual encarece mucho su adquisición. También ha fallado la compatibilidad con las condiciones tropicales de Cuba, que son muy distintas a las de los países proveedores, lo que ha traído roturas prematuras de estos equipos.

Ante esta situación, la Universidad de Camagüey recibió la petición del Ministerio de Energía y Minas de realizar un proyecto de investigación que permitiera obtener una tecnología de luminarias LED sostenible y más adaptada a las condiciones de la Isla, y que sustituyera las grandes importaciones de ese producto.

UN PRODUCTO NACIONAL Y DE CALIDAD 

A raíz de esa petición, se creó un equipo de trabajo con profesores universitarios y especialistas de la Empresa Eléctrica Camagüey. De esta última viene también el financiamiento del proyecto, que ronda los 800 000 pesos, de los cuales 200 000 se destinaron a la importación de componentes, explicó el doctor en Ciencias Davel Eduardo Borges Vasconcellos, decano de la Facultad de Electromecánica y coordinador del proyecto Fabricación, mantenimiento y reparación de luminarias LED para alumbrado viario.  

Enfatizó en que no se trata solamente de la fabricación, también incluye el mantenimiento y la reparación, todo aplicado a las condiciones de Cuba.

Se probaron dos prototipos y ya se encuentran los componentes en el país para realizar una primera fabricación. «Es muy probable que antes de concluir 2023 hagamos una serie inicial, aquí mismo en la Universidad. Con esto terminaría el proyecto de investigación y se prevé que se convierta en un Proyecto de Desarrollo Local, que tendrá como objetivo cerrar el ciclo y enfocarnos en la producción y comercialización».  

Para la importación de los componentes necesarios para esa serie cero se encadenaron con una mipyme. «Los nuevos actores económicos tienen mayor facilidad para hacerlo, y se pagan en moneda nacional. El costo de la importación de los componentes de estas primeras diez lámparas son 200 000 pesos. El precio de las unidades de importación ronda entre los 150 y 200 USD y los cálculos de las que produciremos aquí salen a la mitad de ese costo de importación, y nos quitamos, además, los costos de transportación», añadió.

CIENCIA QUE APORTA Y CREA

A cargo de la búsqueda del circuito del tipo de LED que se iba a utilizar, estuvo el máster en Ciencias de Ingeniería Eléctrica, Alfredo Basulto Espinosa, pero cuando empezaron a investigar se complejizó el trabajo, porque esta tecnología tiene componentes que hacen interferencia, incluso hasta en la televisión analógica.

«Algunos fabricantes ponen filtros, pero eso enrarece la nitidez de la luz. Nosotros buscamos un circuito con el balance costo-beneficio a nuestro favor, entre la menor cantidad de componentes posible y la menor contaminación, sin disminuir la vida útil de las luminarias.

«En la actualidad seguimos trabajando en la detección de esos efectos secundarios, a partir del propio diseño, de la fuente de alimentación. Como proyecto universitario, se han vinculado directamente nueve estudiantes que han hecho sus aportes. Ahora mismo está en proceso de discusión una tesis que consiste en la creación de un puesto de trabajo para medir el nivel de eficiencia energética y de interferencia, que es característico de estas luminarias. Es un puesto de ensayo de emisiones conducidas que lleva una mesa con medidas exactas, equipos diseñados por nosotros mismos, y viene a ser un resumen de todas las normas internacionales sobre el tema.

«Este es un mundo muy cambiante, que constantemente está buscando cómo optimizar los rendimientos, tanto que, en el transcurso del proyecto, tuvimos que cambiar los LED que íbamos a usar porque salieron al mercado otros modelos más eficientes».

El supresor de tensión ahorra también miles de dólares al país, por no tener que importar luminarias nuevas. Foto: Cortesía del proyecto

TEORÍA Y PRÁCTICA SE UNEN PARA DAR MÁS LUZ

A partir de los altos índices de roturas de las luminarias, a causa de descargas eléctricas, el máster en Ciencias y profesor a tiempo parcial de la casa de altos estudios camagüeyana, Francisco Alexei Barrios Martínez, especialista principal de alumbrado público de la Empresa Eléctrica Camagüey, junto a sus alumnos, como parte de sus tesis de pregrado, diseñaron un dispositivo denominados supresor de tensión, para protegerlas. Construido, además, con elementos recuperados de otros equipos que ya no servían, se resuelve así uno de los mayores problemas, por nuestro clima.

«Este sistema ya se encuentra instalado en sistemas de luminarias LED, antes se probó en los laboratorios de la Universidad, con simulaciones de descargas eléctricas, y los resultados fueron satisfactorios. La mortalidad, después de instalado el supresor de tensión, ha sido cero», explicó el profesor Barrios Martínez, quien es el nexo entre la ciencia que se produce en la academia y las necesidades de práctica empresarial. 

«Se instaló Avenida 26 de Julio, que está alumbrada por un sistema de tecnología de punta, de fabricación rusa, y cuando no estaba el protector, al cabo de tres meses había que sustituirlas todas. Hoy ya no sucede», agregó.

El profesor Francisco Barrios, como parte de su tesis doctoral, planea incorporar la inteligencia artificial a la gestión de mantenimiento del alumbrado público en Camagüey. «A través de la lógica difusa queremos determinar cuál es el tiempo óptimo entre las acciones de mantenimiento y que sea sustentable económicamente.

«Además, la Empresa Eléctrica Camagüey va a ser la encargada de instalar, mantener y reparar las lámparas que salgan del proyecto. El impacto social de lo que estamos haciendo es inmenso. Las personas necesitan alumbrado público para sentirse seguras y andar mejor por nuestra ciudad. Tenemos también que encaminarnos a la eficiencia energética, iluminar lo que se quiere, sin excesos, por lo que otro objetivo del proyecto de investigación es dar más luz sobre la base del ahorro», enfatizó.

Estos proyectos y los ocho programas de innovación y desarrollo vienen de las 14 líneas científicas que se trabajan, y lideran las investigaciones en los diferentes campos de la ciencia desde hace ya unos años en la casa de altos estudios camagüeyana, una Universidad que sigue produciendo ciencia para resolver problemas reales de la sociedad.

PROGRAMAS DE INNOVACIÓN Y DESARROLLO DE LA UNIVERSIDAD DE CAMAGÜEY

  1. De eficiencia energética y fuentes renovables de energía.
  2. De gestión, diversificación y eficiencia industrial.
  3. De construcción de viviendas y desarrollo de nuevos materiales de la construcción.
  4. Para la gestión del desarrollo local sostenible.
  5. De informatización de la sociedad e inteligencia artificial.
  6. Las Ciencias Sociales: Demandas del desarrollo social, la educación y el incremento de la calidad de vida.
  7. De desarrollo sostenible del turismo y su diversificación.
  8. De soberanía alimentaria y educación nutricional.
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Sergio Enrique Faxas dijo:

1

26 de diciembre de 2023

19:24:18


Sin dudas es alentador y oportuno pero también lo sería la fabricación foto celdas para el apagado diurno del alumbrado público y empresarial