ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Rodolfo Blanco Cué

Era 23 de diciembre de 1841, en horas de la noche, en la entonces calle Soledad # 5 de la Villa Santa María del Puerto del Príncipe. Allí nacía el niño Ignacio, lo hizo en cuna de oro, pero eso no impidió que, como dijera Silvio, mortales ingredientes armaran a El Mayor.
Agramonte se fue a Europa y estuvo en contacto con lo más avanzado del pensamiento de su época. No podía, entonces, pretender otra cosa para su patria que la libertad.
Varios fueron sus grandes servicios a Cuba, aquel muchacho nacido en Puerto Príncipe, se enfrentó a las posiciones vacilantes de los hermanos Arango. Él había comprendido que a esa Cuba colonial no le quedaba otro camino que la lucha armada para conquistar su independencia.
A 182 años de su natalicio, a 150 de su muerte, El Mayor le sigue indicando a este pueblo que es la vergüenza el principal aliciente para resistir creativamente ante una recrudecida guerra económica que disminuye los ingresos del país y afecta la economía de los cubanos.
Para el patriota Agramonte, había llegado la hora de la Revolución en 1868, pero una Revolución sobre la base del amor, la justicia social y el derecho. Esas son las mismas aspiraciones del proceso que construimos los cubanos desde 1959.
Por lo vigente de su pensamiento, por lo agramontino que se sabe el pueblo de Camagüey, cada 23 de diciembre, se da cita frente a la casa que lo vio nacer, hace hoy 182 años, y luego caminar en peregrinación hasta el parque que lleva su nombre, para decirle que aquí está su caballería multiplicada, dispuesta a seguir dando batalla por una Cuba mejor.

Foto: Rodolfo Blanco Cué
Foto: Rodolfo Blanco Cué
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