ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Esta case 7000 se incendió y sus operarios la rescataron de las llamas; perderla hubiera sido un duro golpe financiero para la cooperativa. Foto: Jorge Enrique Jerez Belisario

«Cuando la cosa está "apretá" con el transporte y el combustible, caminamos hasta seis kilómetros para trabajar, almorzamos en el campo y seguimos la doble jornada, porque lo que no se puede es perder tiempo; de esta situación se sale trabajando», explicaron varios trabajadores de la unidad básica de producción cooperativa (UBPC) El Entronque, del municipio de Sibanicú, perteneciente a la Empresa Agroindustrial Azucarera Siboney. 

Con el 100 % de sus áreas dedicadas a la siembra de caña cubiertas –más de 1 500 hectáreas– demuestra que, pese a las limitaciones de combustible, los fenómenos naturales y el éxodo de la fuerza de trabajo, cuando se les ponen empeño y organización a las cosas, salen.

No se puede dejar de reconocer que la falta de recursos como herbicidas, combustibles y piezas de repuesto sí han afectado los rendimientos cañeros. Sin embargo, sus números demuestran que, en esas condiciones, es posible obtener rendimientos superiores a las 30 toneladas por hectárea.

«En la parte cañera contamos con tres lotes potenciados, con casa de descanso, autoconsumo, cría de animales, que le permiten afrontar una doble jornada sin contratiempos», explicó Alexei Carmenates Llanes, presidente de la UBPC.

 

MÁS ALLÁ DE LA CAÑA

El Entronque ha diversificado sus producciones y dedican a la siembra de cultivos varios más de 130 hectáreas en las que se siembran plátano, yuca, boniato, tomate y maíz. También se han cosechado 400 quintales de frijol, y todos los años se recogen cinco hectáreas de ajonjolí, de las que extraen 500 litros de aceite. Al cierre del año se promedia unas 250 toneladas de viandas, y más de 30 toneladas de granos anuales.

Se dan pasos para obtener resultados similares en las proteínas, con un cebadero de toros que ya va dando frutos: más de diez toneladas de carne y un ingreso de 400 000 pesos a las arcas de la unidad. Aunque no está dentro de sus objetos principales, también vendieron el año pasado 60 000 litros de leche, además de la que se consume en el desayuno de los trabajadores.

Cuentan, además, con un módulo pecuario que lo componen 200 gallinas, 30 conejos con 12 reproductoras, y 290 ovinos. Para garantizar el acceso de los trabajadores a la grasa y a la carne de cerdo, se construyó una finca con especies de capa oscura, que cuenta con más de 70 cerdos, y se espera crecer en reproductoras.

Para cerrar el ciclo de autoabastecimiento, invirtieron en una micropresa en la que se sembraron más de cuatro millones de alevines que refuerzan la alimentación de la comunidad y los aportes a la cabecera municipal.

Todo este esfuerzo trajo consigo ingresos totales de más de diez millones de pesos –con dos millones provenientes de la ganadería y los cultivos varios–, lo que representa una utilidad de 3,5 millones de pesos. De esos, 1,5 millones se repartieron entre los trabajadores.

Hugo Basulto Álvarez, jefe de capital humano de esa entidad productora, explicó que, con estos resultados económicos, se benefician los 138 trabajadores, con un salario medio de 8 900 pesos.

 

EL ESFUERZO TIENE NOMBRES

La sencillez es generalizada en los hombres y mujeres de El Entronque, tanto, que le huían a la entrevista porque no ven su actuar diario como algo extraordinario. Víctor Rosell Verdecia es mecánico y operador relevo de las más modernas combinadas de que dispone esta UBPC.

«Y ahora, por último, pasé un curso de Electrónica de las combinadas case de esteras y de gomas. Con la situación actual del país se hace muy difícil arreglar estos equipos, y mantenerlos trabajando depende mucho del ingenio y de la inventiva de nosotros. Esto funciona a pulmón para poder picar caña, porque a nosotros nada nos va a parar», señaló.

Según explicó Osmar Prieto Case, jefe de Maquinaria de esta unidad básica, disponen de muy poco tiempo para alistar los equipos, pues salieron de la zafra de meladura y ahora enfrentarán la de azúcar. «Pero, a pesar de las dificultades, sepa Cuba que puede contar con este colectivo para aportar a nuestra economía», señaló.

De los que están en el campo, vinculados directamente a la producción, es Edilberto Estrada Carrasco; para este jefe de pelotón de combinadas, las claves están en la disciplina y en la unidad. «Llevo seis años dirigiendo este pelotón y seguimos los mismos; eso dice mucho de la estabilidad del personal. La zafra será dura como hace rato no lo es, pero vamos a hacerla. La de meladura, que recientemente concluimos, la sacamos con el esfuerzo de todos».

El presidente de El Entronque, Alexei Carmenates, explicó que, en medio de la actual situación del país, no se pudieron sembrar las 230 hectáreas que tenían previstas para esta etapa. Sin embargo, aseguró que la semilla está garantizada, y tienen 900 toneladas por encima del plan, que prevén vender a otras unidades productivas.

La atención al hombre es fundamental para la dirección de la cooperativa. Su Presidente explicó que en tiempo muerto tienen tres comedores y en tiempo de zafra se agrega un cuarto. «Cuando el trabajador se siente atendido, con las condiciones mínimas para trabajar, lo hace y rinde.

«Lo que se produce en El Entronque no solo beneficia a nuestros trabajadores, también llega a la comunidad; por ejemplo, el precio de la vianda es de un peso la libra para nuestros vecinos también. De igual manera, construimos una farmacia que financiamos desde la UBPC, y resolvimos un planteamiento de años de la población», agregó. Esto demuestra la salud financiera de la cooperativa, que no es de los últimos años, pues desde su fundación ha tenido rentabilidad.

Lamentablemente, la historia de El Entronque no resulta común; a la caña no se le ha puesto todo el empeño que lleva. Es cierto que la falta de combustible ha afectado, pero están distantes todavía los niveles de actividad para los volúmenes de los que se ha dispuesto. Esto no solo pone en riesgo la venidera contienda azucarera, también el futuro cercano, si no se garantiza la semilla.

Si se plantea la recuperación del sector azucarero, esta pasa por la caña, por recuperar la cultura de su siembra, el cuidado y la atención de las plantaciones, asuntos estos últimos que no requieren grandes recursos, solo conocimiento, oficio y ganas de hacer.

No resulta imposible, la gente de El Entronque lo hace y lo disfruta, a pesar de los problemas que no escasean. Allí, en el municipio camagüeyano de Sibanicú, se entroncan, además de los caminos, la unidad y las ganas de hacer por Cuba.

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