Justo en el sitio donde viviera en la ciudad de Camagüey José Francisco Martí Zayas-Bazán, el hijo del héroe nacional cubano, hoy áreas que comparten la Escuela Primaria Renato Guitart Rosell y la Sala de Conciertos Manuel Martín Varona, inició una jornada este martes para recordar a quien prefirió no vivir de la gloria de su padre y aportar a su tiempo y al país que le tocó vivir.

La jornada «Con los pinos nuevos por la descolonización cultural», organizada por la Sociedad Cultural José Martí y Movimiento Juvenil Martiano, se extenderá hasta el próximo 27 de noviembre e incluye paneles con historiadores e investigadores del tema, intercambios con jóvenes y acciones destinadas a las comunidades.
El historiador Fernando Crespo Baró señaló en las palabras de apertura de la jornada que el Ismaelillo, como llamó Martí al poemario dedicado a su hijo, fue fruto de un amor entrañable entre el Apóstol de la Independencia cubana y la camagüeyana Carmen Zayas-Bazán. Al referirse al homenajeado dijo que era un niño culto, que leía mucho, con grandes valores patrios y ganas de hacer por el país que le tocó vivir.
Crespo Baró esbozó otras facetas de la vida de José Francisco, de su etapa de estudiante del Instituto de Segunda Enseñanza de esta ciudad, con una sobresaliente trayectoria estudiantil, del joven que anduvo por estas calles de Camagüey y que no defraudó la confianza de su padre en él.



















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