Cacocum, Holguín. - «Eso de que no hay sábado sin sol no se ha cumplido aquí en los meses de mayo y junio», comenta, después de saludar, Juan Carlos García Segura, uno de los 212 habitantes de Limoncito, comunidad del consejo popular “La Fortuna”, a la que en estos días solo se llega por una vía férrea con largos tramos que parecen flotar sobre aguas turbias.
Afirma que por muchos meses estuvieron deseosos de la llegada de las lluvias, pero ahora, entre aguaceros y tanto «chinchín» (lloviznas), han perdido la yuca, el maíz y el frijol carita sembrados en el área de autoconsumo de la Unidad Básica de Producción Cooperativa «José Garcerán».
Tras lamentar los daños, reconoce el apoyo brindado por las autoridades políticas y del gobierno de la provincia y del municipio. «No nos dejaron solos. A tiempo nos enviaron los productos de la canasta básica y hoy, en ferrobús nos trajeron harina para hacer pan y un módulo adicional que tiene chícharo, espaguetis y arroz».
Edilberto Quesada Céspedes, presidente de la Zona de Defensa en la que está enclavada Limoncito, permanece al corriente de todo lo que ocurre allí. «Las lluvias de los últimos días nos han puesto en apuros. Entre marzo y lo que va de junio, en la zona han caído 916 milímetros. Es cosa inesperada si se tiene en cuenta que el promedio histórico de un año es 1 200 milímetros».
El exceso de agua, explica, ha causado daños a poco más de 135 hectáreas de caña de la UBPC. De ellas, cerca de 41 han quedado totalmente de baja, admite con pesar.
De las cinco comunidades del Consejo Popular, según trasmite el joven presidente de éste, Ariel Antonio Cruz Peña, la más afectada es Altagracia, debido a que el camino de acceso está totalmente enlodado y reta hasta los tractores de doble tracción.
Ahora mismo transitar por él es una odisea, según una llamada vía celular de uno de los integrantes del grupo de trabajo, que, encabezado por Ernesto Santiesteban Velázquez, primer secretario del Comité Provincial del Partido, trata de llegar a ese asentamiento. Quien llama, aclara, que, el tractor que remolca la carreta que los transporta, después de un avance lento, se ha detenido a causa de un árbol caído sobre el camino que solo distingue el conductor de la potente máquina.
Ese grupo tiene prisa por llegar. Entre sus integrantes está la doctora Leanne Amalia Paz. Va a hacerse cargo de la atención médica de los 198 habitantes de la comunidad. Un rato antes, a bordo del ferrobús que condujo al mencionado grupo de trabajo y a los periodistas hasta Limoncito, sitio de partida hacia Altagracia, la joven doctora (se graduó el pasado año) ha aseverado que está lista para trabajar en cualquier lugar que sea necesario.

Roy Ronda González, conductor del ferrobús, querido por los lugareños por su perenne y cálida vocación de servidor público –dicen que se puede convocar a cualquier hora de la noche para acudir en auxilio de enfermos o accidentados– asegura que desde el ciclón Ike, en 2008, en el área no se reportaba tanta lluvia e inundaciones por tramos.
Esto también lo había comentado Junior García Rodríguez, vice intendente a cargo de los programas sociales del Gobierno de Cacocum, cuando el ferrobús rebasaba el puente sobre el río Holguín. Este, junto al río Salado y varios arroyuelos que vienen desde zonas más altas, traen mucha agua, aclaró entonces.
El sonido de un motor en marcha anuncia que el grupo que estaba en Altagracia ha regresado. Todos, incluidos el fotógrafo y el camarógrafo enviados, son fango de pies a cabeza. Apenas desciende, Ernesto Santiesteban hace precisiones para que a los afectados por la situación hidrometeorológica no les falte el pan, el agua potable y las atenciones médicas. Le recuerda al vice intendente Junior, que, según lo acordado con la Asamblea Municipal del Poder Popular, regresará al siguiente día, en el primer viaje del ferrobús, a la comunidad aislada y estará allí, para contribuir a solucionar los problemas, el tiempo que se requiera. Luego les reitera a las autoridades locales, que continuarán recibiendo todo el apoyo posible y les recuerda ser activas y creativas.
Al instante de abordar el ferrobús, en intercambio con uno de los periodistas presentes, asevera que en casos como este, no hay mejor procedimiento que «tocar las cosas con la mano».
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