ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
En el buen hábito de conservar partes y agregados también están las razones por las que solucionan problemas técnicos Foto: Germán Veloz Placencia

Banes, Holguín.–La transmisión hidráulica de una locomotora tmg 8k –lo que sería la caja de velocidades de un auto o un camión– pesa cinco toneladas.

Arnoldo Silva Diéguez añade que, aun empleándose a fondo, junto a otro compañero, tarda dos días en desarmar y diagnosticar uno de esos dispositivos, a lo que sigue un largo proceso de trabajo marcado por la participación de otros especialistas de los talleres de la unidad empresarial de base (UEB) Jesús Suárez Gayol, de la Empresa Nacional de Ferrocarriles Azucareros (Ferrazuc).

Al año, en la UEB ponen de alta siete u ocho de esas transmisiones, explica este mecánico, a quien se le atribuye liderazgo entre sus compañeros.

Para el colectivo es habitual reparar los árboles principales de la transmisión hidráulica de las potentes máquinas ferroviarias. Es porque son capaces de recuperar cada uno de los siete engranes principales. En los tornos preparan sus superficies, las que rellenan con el uso de electrodos especiales, y luego las vuelven a llevar al torno para devastarlas, hasta alcanzar las medidas necesarias.

Así, los engranes pueden trabajar unas 8 000 o 9 000 horas más. De ese modo, les dan un descanso a los bolsillos del Estado, porque cada uno, nuevo, importado, vale, según los precios actuales, 3 000 euros.

La máxima es mantener de alta las 22 locomotoras que hoy explotan en el territorio holguinero en la transportación de caña, azúcar y derivados de la caña; tarea que en este año se ha complementado, entre otras cosas, con el traslado de feldespato desde Holguín a La Habana, y el apoyo a los trenes de viajeros Antilla-Holguín y Holguín-Las Tunas. 

   

La máxima es mantener de alta las 22 locomotoras que hoy explotan en el territorio holguinero en la transportación de caña, azúcar y derivados de la caña. Foto: Archivo de Granma

DOS TALLERES Y UNA GRAN VOLUNTAD

El ingeniero mecánico Daniel Reyes García, jefe del Grupo Técnico de la UEB, evita hacer comparaciones cuando habla de los talleres de Maquinado y Locomotoras. Ambos, en interrelación constante, dice, asumen tareas de gran peso.

Describe que las locomotoras que recibieron hace unos cuatro años tuvieron roturas en los reductores axiales de las ruedas, al parecer por problemas de calidad del metal.

Los técnicos y mecánicos de ambos talleres propusieron sustituir los engranes y las ruedas en mal estado por los de igual tipo, correspondientes a modelos de máquinas de la época soviética.

En los almacenes, gracias al buen hábito de conservar partes y piezas, con el fin de prever situaciones complejas, estaba lo que necesitaban.

La solución fue efectiva y devolvieron a la producción dos máquinas propias, así como otras tres de las UEB Ferrazuc de Santiago de Cuba y Granma. Comprar partes nuevas les habría costado más de un millón y medio de dólares, o su equivalente en otras divisas.

En realidad, concibieron un proceso de desarme y ensamble que, tras demostrar su pertinencia en la parte oriental del país, ya se aplica en unidades similares de Camagüey y Ciego de Ávila,

Desde el inicio hasta hoy, el Taller de Maquinado, según información ofrecida por su jefe, el ingeniero mecánico Santiago Hidalgo Molina, se ha dedicado, fundamentalmente, a la recuperación de las tapas de cilindros de las locomotoras tgm 8k que aseguran la zafra.

«Eso es gracias al proceso tecnológico que asimilamos desde 1992, cuando se introdujo un sistema de tratamiento térmico y otras operaciones que son el resultado de un estudio realizado a nivel nacional. En la región oriental se nos reconoce la destreza adquirida, porque cada reparación nos da una durabilidad de

2 000 a 2 500 horas de trabajo».

Incorporaron la experiencia de sus homólogos de Florida, Camagüey, en la reparación de los motores de arranque fabricados en Ucrania. Lo básico aquí resultó la creación de una máquina para el enrollado de las piñas. Luego se impuso el buen hacer de quienes, entre otras cosas, establecen los parámetros de medición necesarios para un buen funcionamiento.

Igualmente, en el taller recuperan bombas y turbinas, al tiempo que fabrican toda la tornillería para las piezas en movimiento de las locomotoras. En este caso, lo normal es emplear el acero de las puntas de los ejes de carros de baja. En el procedimiento, en el que tienen un papel decisivo los torneros, también hay una importante vía de ahorro, aprecia el directivo.

«Para 2022 nos planteamos 1 456 000 pesos en recuperación de piezas, y un millón en fabricación, pero logramos más. La planificación del presente año registra cifras menores porque las fichas de costo, en correspondencia con la situación actual, tienen en cuenta la energía y los recursos que se consumirán, que han aumentado de precio».

VALOR GANADO CON HECHOS

Igual que su hermano Arnoldo, Alexander Silva Diéguez, técnico en Electricidad y jefe del Taller de Locomotoras, habla del valor que otorgan en la UEB a los innovadores y racionalizadores, situación que conoce con lujo de detalles, porque hace años que está al frente del comité que agrupa a quienes tienen esa categoría.

Él, quien logró adaptaciones que eliminaron la fragilidad de sensibles elementos electrónicos de los que dependen los sistemas de protección de las locomotoras de más reciente adquisición, elogia al joven Manuel Calzadilla, por resolver problemas presentados en las pizarras de las máquinas.

Una vez aclarado que en el taller donde trabaja solo quedan fuera de la actividad de recuperación los rodamientos y unos pocos dispositivos específicos, habla de innovaciones en los cheques de compresores de aire: «Con el hierro fundido de chapas en desuso, maquinamos pistones a la medida de las camisas, y los colocamos en lugar de los desgastados».

Arnoldo, quien ha seguido la conversación, dice que el día a día le ha enseñado que los problemas se enfrentan en conjunto. «Para que una máquina volviera a rodar sobre las líneas férreas, se me ocurrió sustituir un reductor, que es algo así como un embrague, por una pieza fija. Llegué a eso, que hoy es una solución generalizada en el país, después de muchas consultas con compañeros de otras especialidades».

Por lo que ha vivido como director de la UEB, Roberto Ramírez Acosta sentencia que el movimiento de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores define el éxito o el fracaso de las entidades técnicas, las cuales, cree, deben contar con los bancos de problemas, imprescindibles para establecer las prioridades de las acciones por realizar, en interés de encontrar soluciones oportunas y racionales.

«En los establecimientos que tenemos en cada uno de los cinco centrales de la provincia también hay un trabajo muy serio dirigido a mantener el coeficiente de disponibilidad técnica de medios de transportación de caña, azúcar y derivados de la caña». 

Sonríe cuando el reportero elogia el trabajo del colectivo. Luego, jocoso, en el argot del ramo, añade que el secreto para mantener de alta las locomotoras y los demás medios ferroviarios está en conocerlos de «muela» a «muela», es decir, de enganche a enganche.

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