La primera bioeléctrica cubana, construida en áreas aledañas al central azucarero Ciro Redondo, de Ciego de Ávila, parece haber superado los reiterados tropiezos y eslabona más de 50 días de generación continua, luego de la última parada durante casi un mes, a causa de una rotura motivada por los disparos automáticos por frecuencia.
Con una palpable mejoría en la eficiencia y las proporciones del tipo y tamaño de la biomasa a quemar, la planta ha entregado 48,1 gigawatts-hora desde el inicio de la zafra y hasta el cierre de la primera quincena de abril.
El dilema de la proporción a quemar entre el bagazo y el marabú, causa de algunas de las paralizaciones de la planta generadora, parece haber quedado atrás, pues al comenzar la zafra se hablaba de un 50 % de una y otra biomasa, correlación que mejoró a un 76-24. Esos datos permiten consumir en tiempo de molida mayor cantidad de bagazo y alargar las reservas del espinoso arbusto, para continuar aportando una vez concluida la zafra.
El ingeniero Ariel Díaz Román, jefe de Planta, afirmó que la bioeléctrica ha trabajado con una carga promedio de 30,1 megawatts, capacidad mantenida gracias al corte y suministros estables de biomasa forestal (marabú), y de que el Ciro Redondo continúe las molidas sin interrupciones, algo que es posible lograr en el ingenio más moderno del país, luego de ser sometido a un amplio plan de inversiones.
En enero del pasado año, en visita realizada a ambos lugares, Salvador Valdés Mesa, vicepresidente de la República, aseguraba a directivos y trabajadores que «el país no puede darse el lujo de que inversiones millonarias se dilaten en el tiempo y no aporten lo que se espera de ellas».
El financiamiento empleado en la construcción de la bioeléctrica y en la modernización del central asciende a más de 300 millones de dólares en su conjunto, de ahí que ambos estén obligados a mantener el matrimonio en el camino de la felicidad.
De acuerdo con el proyecto original, la planta generadora consumirá 2 100 toneladas de bagazo en 24 horas en tiempo de zafra (diciembre-abril), y de 1 200 a 1 500 de marabú en el periodo de inactividad del ingenio (mayo-noviembre).
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