El retorno del El Niño «diabólico» del clima parece ser altamente probable a partir del mes de julio, según muestra el consenso de los modelos de predicción consultados por los especialistas del Centro del Clima del Instituto de Meteorología.
Incluso, algunas de las instituciones foráneas vinculadas al seguimiento de este complejo evento de interacción océano-atmósfera, han valorado que pudiera alcanzar el rango de fuerte para el último trimestre del año.
Así sucedió, por ejemplo, con el Servicio Meteorológico de EE. UU. (NWS, por su sigla en inglés), que en la última decena de abril estimó en un 40 % la posibilidad de que tenga esa intensidad.
Caracterizado por un calentamiento anómalo de las aguas superficiales del mar en una amplia franja del Pacífico ecuatorial occidental, las cuales, con el debilitamiento de los vientos alisios (soplan de este a oeste), avanzan hacia la región central y oriental del referido océano.
El Niño suele provocar eventos meteorológicos extremos en distintas regiones del orbe, como son la ocurrencia de episodios de lluvias intensas en zonas donde no son habituales, sequías extremas en otras, incendios forestales y el aumento de las temperaturas a nivel mundial, por mencionar algunas afectaciones.
Tomando en cuenta la alta posibilidad de su regreso, científicos de distintos países están alertando que la reaparición de El Niño coincide con un calentamiento brusco y sumamente significativo de las aguas del Atlántico tropical y otros mares.
La combinación de ambos factores podría llevar la temperatura media a valores récord en diferentes partes del globo terráqueo en el transcurso del segundo semestre de 2023, año que al finalizar pudiera clasificar entre los más cálidos desde el comienzo de los registros de esa variable meteorológica.
De acuerdo con lo notificado a Granma por el Centro del Clima del Instituto de Meteorología, la principal influencia de El Niño en nuestra área geográfica durante la época de lluvia, está relacionada con una disminución de la actividad ciclónica en la cuenca del Atlántico, que incluye también el golfo de México y el mar Caribe, junto a una tendencia a la reducción de las precipitaciones en Centroamérica y las Antillas Mayores, y la subida de las temperaturas.
Para el caso particular de Cuba, sus mayores efectos ocurren en el periodo poco lluvioso, sobre todo de enero y abril, etapa del año que por lo general se comporta bastante más pluviosa de lo normal, acompañada en ocasiones por un aumento en la frecuencia de condiciones de mal tiempo.
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Ramiro dijo:
1
11 de mayo de 2023
09:53:34
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