Una comunidad es, en esencia, la gente que la habita. Más allá de todo aquello que constituya patrimonio material, son los valores, la unidad, la capacidad de hacer y crear por el bien colectivo, los que hacen que un barrio crezca, se desarrolle y avance.
Existen en Las Tunas muchos de esos lugares que sobresalen por la calidad humana de su gente y por el empuje de sus líderes, quienes, con un alto compromiso y entrega, se proponen aunar voluntades para hacer frente a las adversidades y abrir espacio a las potencialidades más específicas de cada lugar.
Así ha sucedido en la demarcación del consejo popular No. 3 de esta ciudad cabecera. De ello dan fe las personas que, cada día, luchan porque esa realidad no se pierda.
EL DELEGADO EN EL CORAZÓN DE LA COMUNIDAD
Cuando se dice Adelquis Téllez González, muchos tuneros y tuneras de inmediato ponen su pensamiento en la hermosa voz que desde las frecuencias de Radio Victoria ya les es familiar.
Hace 23 años este talentoso locutor es también el delegado de la circunscripción 118, y a su vez, desde hace 15, lleva sobre sus hombros la responsabilidad de presidir el consejo popular.
«Llego a los órganos locales después de asistir como delegado al 7mo. Congreso de la UJC. Luego, estando de vacaciones fuera de la provincia, se realizan las reuniones de nominación de candidatos y en una de ellas fui propuesto. Me llamaron para saber si yo estaba de acuerdo y les dije que sí. A raíz de esa nominación, el 30 de abril de 1999, salí electo delegado de la circunscripción.
«Ningún delegado que comienza se siente preparado para enfrentar la tarea, pero lo que te da las herramientas necesarias es el vínculo con el pueblo, eso es lo primero que hay que hacer. A eso se suma, entonces, el grupo de trabajo comunitario, en el que siempre puedas apoyarte, y sin el cual el delegado no es nadie».
Para este hombre con quien hoy se identifica el pueblo, que lo ha ratificado por la confianza de la que se ha hecho merecedor, conocer el barrio, con sus peculiaridades, es imprescindible.
«Independientemente de lo que te entrega el delegado saliente, tú mismo debes confeccionar tu diagnóstico, porque las cosas cambian, y lo que en un momento era de una manera puede que ya no lo sea, y ese análisis profundo y certero es lo que te permite familiarizarte con el entorno en el que desarrollas tu labor».
Las estrategias con las que trabaja Adelquis Téllez le han permitido un conocimiento muy detallado de la realidad que lo circunda.
«De manera superficial es imposible conocer los problemas, los asuntos de índole material y humano que afectan y preocupan a la comunidad. Por eso me di a la tarea de hacer un casa a casa que me permitiera una actualización lo más real posible del diagnóstico, y esa práctica la mantengo con periodicidad, por sus resultados.
«No puedes hacerlo solo, no vale la pena. A mí, por ejemplo, me acompaña la trabajadora social, el presidente o presidenta del cdr y la secretaria de la delegación de la fmc. Es engorroso, pero si se planifica bien, se logra. En la visita preguntamos todo lo que nos permita una visión lo más real posible de cada hogar, de cada cdr, de cada área. A veces nos topamos con situaciones que de otra manera no podríamos conocer».
El grupo de trabajo comunitario, reitera, es su brazo derecho. Gracias a esa relación tan estrecha cada quien desarrolla su propia tarea, y el resultado se traduce en convocatoria, apoyo popular, credibilidad e integración.
PORQUE HAY QUE SALVAR LA CULTURA
Y fue precisamente así, con voluntad colectiva, como esa comunidad asumió que hay valores intangibles pero tan necesarios como aquello material que, muchas veces, se convierte en el centro de debates, preocupaciones y planteamientos.
Eso lo entendió muy bien el delegado, y con infaltable apoyo impulsó el rescate de una memoria histórica, a veces eclipsada por las carencias, que contribuye a saber con claridad el punto de giro definitivo que significó la Revolución.
«Nos propusimos escribir la historia de la comunidad –comenta Adelquis– y convertimos ese empeño en un sueño de muchos. Convocamos para ese proyecto a las personas de mayor edad, nos apoyamos en el historiador del municipio y lo llevamos a la reunión del grupo de trabajo comunitario, hasta aprobar la versión definitiva, y la hemos difundido en la comunidad para que las personas la conozcan y se sientan mucho más identificados con su pedacito».
Tanto en la circunscripción como en la demarcación del consejo popular se ha fortalecido el vínculo con las escuelas. Los centros educativos irradian valores, cultura, buenas prácticas, que se comparten con la familia en el entorno comunitario.
Elizabeth Vega García, la joven promotora cultural del consejo, da fe de todo ello: «Lo primero que hicimos fue un diagnóstico sociocultural bastante amplio de la comunidad. Eso es lo que te permite identificar a las personas con cierto talento para las artes.
«A partir de las potencialidades y, al mismo tiempo, de las necesidades, decidí escribir un proyecto con la colaboración de cuatro delegados que estuvieron dispuestos a ayudarme, motivados con la idea. Comenzamos a buscarle un nombre y decidimos ponerle Sueños y esperanzas, para demostrar que cuando nos unimos y nos proponemos lograr grandes cosas todo es posible».
Esa joven entusiasta, artesana además, cuenta que hoy suman 16 los talleres de las diferentes especialidades, y que de uno de ellos nació el logo del proyecto, por iniciativa de los propios niños.
Sin embargo, este empeño no se limitó a la cultura, sino que se convirtió también en medio para contribuir a la promoción de salud y, con el apoyo del Centro Provincial de Higiene, del médico y la enfermera de la familia, fue posible incidir sobre problemáticas sociales como las its y el alcoholismo.
Han logrado llevar pequeños de la comunidad hasta la Escuela Profesional de Arte El Cucalambé, y hasta la programación radial de la emisora provincial, entre otros espacios de realización, como galas culturales, con recursos y talento propios.
«Nuestra expectativa –dice la promotora–, es poder generalizar el proyecto y llevarlo, incluso, fuera del consejo, porque nos ha dado muy buenos resultados, e incluye a personas de todas las edades».
El Programa Educa a tu hijo es otra de las fortalezas de este entorno comunitario. Por su amplia vinculación con la familia ha sido también pretexto para sumar a muchos, en función del bienestar de los niños y de todos, asevera Beatriz Montada Ramírez, promotora del programa.
«No trabajamos solos ni aislados, hay una imbricación con los compañeros del Inder, con la promotora cultural, los trabajadores sociales, y muy importante es el apoyo de los delegados y del Presidente del consejo popular. Es un trabajo multifactorial.
«Nos involucramos en los proyectos, en las actividades de índole social y cultural, no solo con los niños, sino con la familia, que es un pilar esencial. Esa interacción permanente permite también educar, dar seguimiento a las problemáticas que existen al interior de los hogares, entre otros beneficios».
Por la fortaleza de contar con total apoyo de los líderes comunitarios, este consejo popular fue área de intervención del proyecto Reparador de sueños, de la Universidad de Las Tunas, también con un saldo muy positivo en materia de atender esas necesidades intangibles que tienen que ser cubiertas.
HACER SIEMPRE POR EL PUEBLO
Con sano orgullo habla de esos logros el timonel de este barco, Adelquis Téllez, quien ha apostado por un sistema de trabajo que lleve a la par la respuesta oportuna y el seguimiento a los planteamientos y sus posibles soluciones, con el impulso a la superación espiritual del ser humano.
Claro, también esa respuesta material, que necesita recursos y soluciones más concretas, es imprescindible para que una comunidad avance, y en ello, asegura, el delegado es primordial.
«El del delegado es un trabajo que se hace por amor y compromiso, no por dinero. No administra, no da recursos, pero nada le es ajeno. Yo no doy cemento, pero yo debo saber que una vivienda tiene piso de tierra, que está en mal estado, que hay personas vulnerables que necesitan ayuda para acceder a las alternativas».
Así continúa este tunero su hacer, con entrega y mucha voluntad, pero con una máxima inviolable como su código personal de ética: «Al pueblo siempre se le habla con la verdad».
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Luis dijo:
1
9 de mayo de 2023
01:36:38
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