A la misma hora en que una pared se desploma, una puede estar leyendo un libro, abrazando a un hombre, revisando un texto, fregando platos o sintiendo una brisa deliciosa y feroz.
Una pared se desploma y no hay estremecimientos en el aire que anuncien la desgracia, no se detiene el tiempo ni los gritos traspasan las paredes de la casa.
Pero en alguna parte que es un lugar específico una pared se desploma, y cuatro hombres quedan sepultados por capas de ladrillos, por hollín y por todo el miedo del mundo.
Y esa pared desplomada no cae solo sobre cuatro vidas sino sobre muchas otras vidas a ellas conectadas, que también leen, trabajan, friegan platos, y hasta sonríen sin saber que en ese preciso instante la hondura cruel que llamamos fatalidad las está marcando para siempre.
La capa opresora de materia sucia dejará salir a algunos hombres y a otros los sacarán siendo ya solo el amasijo de recuerdos que guarden los suyos.
Y la vida seguirá, tan terrible y bella, y no pensaremos mañana en qué pared será la nuestra, o la de los nuestros; de hacerlo, el hecho de vivir sería insoportable.
Pero la hipotética pared existe. Quizá pensar en ella a veces nos haría más conscientes, o tal vez más generosos, o tal vez más amantes. Quizá.
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Guido dijo:
1
8 de abril de 2023
03:07:21
sinesio dijo:
2
9 de abril de 2023
14:16:02
Ruben dijo:
3
12 de abril de 2023
20:11:37
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