Holguín.–La apertura de la casita infantil de la empresa de Servicios Expo-Holguín ha devenido explosión de alegría en las familias de los trabajadores de la entidad. Entre las personas más satisfechas está Lilianne Hernández Ramírez, quien se ha reincorporado al almacén, al cual no acudía por permanecer de licencia durante 16 meses, desde el momento del nacimiento de su hija.
«Había solicitado matrícula para mi niña en un círculo infantil, pero en el municipio de Holguín las capacidades son insuficientes. Por suerte, nuestros directivos decidieron acondicionar un local que no se usaba, dejándolo listo para recibir ocho niños, atendidos por educadoras competentes», refiere la muchacha, a quien extrañaban en el puesto de trabajo por su alta calificación y buen desempeño.
Igual satisfacción muestra Mirtha Artigas Pérez, dependiente gastronómica de uno de los establecimientos de la empresa. Según cuenta, el cuidado de su hijo era a dos manos, con la abuela materna, aprovechando que trabajan por turnos, en días diferentes.
A Rubel Aguilera Garcés, trabajador de los servicios, al igual que su esposa, les resulta imposible no hablar de los 2 000 pesos que pagaban a la señora que le cuidaba el pequeño hijo. «Y eso no era todo, porque también había que llevar los alimentos», comenta; ahora solo abona 20 pesos por la estancia del niño, y si bien hay que traer la comida, lo cierto es que la dirección de Expo-Holguín tiene la intención de ayudar con la merienda y otros alimentos en la medida de lo posible.
Alfredo Gómez, director general de la institución, no tuvo dudas en proponer la modificación del local escogido. «Tiene un baño con las adaptaciones pertinentes, lo que lo hace funcional para las niñas y los niños que allí se atienden. A disposición de ellos hay dos mesitas con sus correspondientes sillas, un televisor y un área de juegos, debidamente cercada. A las educadoras también se le han creado las condiciones de trabajo».
Los 26 círculos infantiles de la provincia, confirma Luis Felipe Batista Rodríguez, director de Educación a ese nivel, tienen una matrícula de mil educandos. «Ante ese panorama, la casita infantil es una alternativa idónea. Las empresas que asumen esta opción, a partir de los acuerdos de sus consejos de dirección y de las consultas con los trabajadores, hacen una gran contribución social».
Esta es una variante que no queda en el ámbito de las empresas. «Los niños que atendemos en las comunidades a partir de diagnósticos sobre vulnerabilidad social, también serán beneficiados, porque se está buscando la incorporación de algunos de ellos a las casitas infantiles. Es un asunto que se ventila entre directores de empresas, delegados de circunscripciones y presidentes de consejos populares».
Para el año en curso hay un compromiso de hacer diez de estos centros. El más próximo a entrar en funcionamiento es el de Recursos Hidráulicos, y es muy alentador saber que la Escuela Pedagógica, la Empresa Eléctrica Holguín y el Ministerio del Interior siguen la misma ruta.
«Tenemos la responsabilidad de garantizar educadoras capaces de trabajar en un mismo local con niños de diferentes edades. Además, hemos establecido convenios con Salud Pública para que las casitas infantiles sean atendidas por los consultorios médicos de las cercanías. Por ejemplo, pretendemos que en las mañanas se revise a cada niño, para verificar si acuden con gripe o cualquier otra patología contagiosa».
No abandonará Holguín la estrategia de incrementar las capacidades de los círculos infantiles. En el municipio cabecera se ha previsto construir dos, con una matrícula de 200 plazas, pero aún quedarán las demandas de 400 madres.
«Al evaluar la situación general de la provincia, existen 1 985 solicitudes insatisfechas. El pasado año creamos un círculo infantil en Birán, Cueto, que tiene la peculiaridad de atender a niñas y niños del área del Plan Turquino. En 2023 nos hemos propuesto construir uno en Antilla y otro en Moa. Este último es el segundo municipio de la provincia con mayor demanda de matrícula».
Igualmente, a lo largo del pasado año fueron ampliados cinco círculos infantiles. Las áreas de lactantes se transformaron en salones con capacidad de hasta 60 niños y niñas. «Lo hicimos en Gibara, Freyre, Sagua de Tánamo y Moa».


 
                        
                        
                        
                    





 
     
    










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