La respuesta de lo que somos

«¿Cómo resisten?».  Se lo preguntaron durante el periodo especial, en cada momento difícil, previo o posterior a ese cisma de los 90; a través de la pandemia; el 11 de julio de 2021; en las calamidades provocadas por los ciclones; y cuando entre las 243 nuevas medidas de asfixia de Trump y la inclusión en la absurda lista de «países patrocinadores del terrorismo», quisieron borrarnos del mapa, en medio de la crisis electroenergética.

La respuesta a esa resistencia está en nuestra misma esencia, en ese ser cubano que nos impulsa a vencer, a no arriar las velas al cursar la mar bravía. Radica en la raíz, la historia y el ejemplo. Por ello, guarda extraordinaria relación también, de forma que quizá no todos aquilaten, con ese edificio patriótico que nos precede y define: José Martí.

El Apóstol de la Independencia, Héroe Nacional de Cuba, definió la actitud colectiva de enfrentarnos al poder que nos intenta avasallar y anular. Lo hizo con su monumental obra literaria y periodística, y su quehacer patriótico en la Isla u otras partes del mundo; como mediante su decisión de combatir, también en el plano físico, en contra de cuanto consideraba yugo o escarnio para la dignidad de su pueblo.

Aborreció tanto a la metrópoli española como a los gobiernos de Estados Unidos, y aquellos apetitos enfermos de dominación que de forma temprana advirtiera.

En todo cubano que lucha y resiste está el aliento de Martí. En todo cubano que lucha y resiste se encuentra el ejemplo de quien se lanzó a caballo a través de la manigua redentora para que no mancillasen a los suyos.

Cuba es Martí, porque Cuba es soberanía, patriotismo, dignidad, nobleza, orgullo, belleza, espiritualidad, lucha, resistencia y victoria.