ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Al ocurrir la explosión, Francisco y Cristian Guerra prestaban servicio en una de las pipas de Aguas de La Habana. Foto: de la autora

«Mira, yo tengo la espalda quemada pero el niño está bien, no te preocupes». Esas fueron las palabras de calma que dijo Francisco Guerra a su esposa Zeida Briel.
El hijo de ambos, Cristian, acompañaba a su padre en una de las pipas de Aguas de La Habana que se encontraban prestando servicio en la Base de Supertanqueros, de Matanzas, cuando ocurrió una de las explosiones.
«Mi esposo se alistó desde temprano en la casa. Él dio su disposición en la empresa y sabía que, en cualquier momento, lo iban a llamar», relata Zeida Briel. «Así fue. Sobre las 5:00 a.m., se comunica conmigo y me da la noticia del accidente, junto a mi hijo.
«La suerte –comenta Zeida– fue que se percató de que el tanque iba a explotar y, según me cuenta cuando pudimos hablar, ambos corrieron».
Al hospital Calixto García llegaron en una patrulla de la Policía Nacional Revolucionaria y estuvieron entre los primeros pacientes que recibió la institución. Fueron, además, los primeros en irse de alta en horas de la tarde.
Cerca de las 4:00 p.m. del sábado salieron de la Unidad de Quemados del centro médico.
 Al ver a su madre, el hijo la abrazó y rompió en llanto. En ese momento las heridas que podían vislumbrarse eran pocas, pero el sentimiento de la familia reunida era inmenso.
Ya en los carros dispuestos por la Dirección General de Transporte de La Habana, antes de partir a su casa, en el capitalino municipio de Habana del Este, Francisco Guerra relata a la prensa que su pipa quedó totalmente destruida.
Estaban situados a unos 80 metros. «De momento hubo una explosión, salimos, nos metimos detrás de unos tanques y el vapor me quemó la espalda. Había muchas personas corriendo. Todo ocurrió en cuestiones de segundos», nos cuenta.
Entre los familiares que también esperaban en el Calixto García estaban los de Alexander Santillano Dasent, jefe del Comando Especial No. 1 del Cuerpo de Bomberos de Cuba, y los del rescatista José Rolando Pozo Ortega, quienes hace hoy tres meses se encontraban en la primera línea de salvamento tras la explosión de gas ocurrida en el Hotel Saratoga, el pasado 6 de mayo.
El Hospital Universitario Clínico-Quirúrgico General Calixto García recibió en total nueve pacientes el sábado.

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