Limpiar filtros es la primera tarea que recuerda de cuando puso sus pies novatos en aquella termoeléctrica por primera vez, en algún momento del año 1986.
Desde ese entonces no ve otro lugar mejor para trabajar porque ahí ha aprendido a ser profesional y humano, lo dice sin vacilaciones, orgulloso.
Leonardo Tundidor Grande es especialista principal de mantenimiento de la central termoeléctrica Otto Parellada, de La Habana, y lleva más de 30 años poniendo su esfuerzo en cualquiera de los puestos que le ha tocado asumir.
«Comencé como ayudante y mientras trabajaba me gradué de ingeniero Mecánico, gracias a los cursos por encuentro», relata, al tiempo que se ajusta los espejuelos y observa de reojo al equipo que labora en las averías de la caldera, porque ese es su deber: velar porque todo se haga con calidad.
Prosigue su historia cuando comprueba que todo marcha viento en popa.
Este matancero de nacimiento fue, igualmente, jefe técnico de la central de Tallapiedra y ostenta varios reconocimientos de cuando se desempeñó como cuadro joven.
Dice también que en 2014 fue enviado a Venezuela, para cumplir una misión internacionalista en el mantenimiento de termoeléctricas, pero inclusive, tras siete años dedicados a esa tarea, Tallapiedra volvió a abrirle los brazos.
«Explica con detalle la labor del momento, de conjunto con la Empresa de Mantenimientos a Centrales Eléctricas (EMCE), para que la unidad siete de la Otto Parellada vuelva a arrancar.
Leonardo se dice «Grande» solo cuando tiene que mencionar su apellido, sus sentimientos parecen tan sencillos como sus palabras, aun cuando él es clave para echar a andar Tallapiedra.
«Verdaderamente tengo un gran sentido de pertenencia por esta central eléctrica, que ojalá pueda funcionar unos años más y aportar al sistema, esa es la voluntad y el deseo de todos sus trabajadores».
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