Varios fenómenos medulares que impactan el desarrollo de los segmentos de población más jóvenes se analizaron durante la segunda jornada del IV Congreso Internacional de Investigadores sobre las infancias, adolescencias y Juventudes, este miércoles.
Durante la sesión matutina, se colocó sobre la mesa otro tema sensible para la actualidad social en el mundo y en Cuba: el embarazo y la maternidad en la adolescencia, un tema abordado en el Informe sobre el Estado de la Población Mundial 2022 «Visibilizar lo invisible», que se presentó en el certamen.
En ese sentido, la Doctora en Ciencias Grisell Rodríguez Gómez, oficial de programa del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Cuba, hizo hincapié en que el informe no trata de la maternidad, sino de si el mundo valora a las mujeres y las niñas más allá de sus capacidades reproductivas y en qué medida.
Destacó, como un elemento transversal, el fenómeno del embarazo no intencional que, primero, no es lo mismo que el embarazo no deseado y, segundo, tiene correlaciones con los altos niveles de desigualdad de género en varios países y con la falta de desarrollo.
Por otro lado, ejemplificó que la ocurrencia de este tipo de embarazos tiende a ser menor en países con leyes de aborto más flexibles en comparación con los que las tienen más restrictivas, y en esos donde también existen ingresos altos, una menor proporción de embarazos no intencionales terminaron en abortos.
Precisamente, la mayoría de los embarazos en la adolescencia son no intencionales, y guardan estrecha relación con las uniones en edades tempranas, e incluso, con la desigualdad de edades en la pareja.
En otro orden, la Doctora en Ciencias Livia Quintana Llanio, asociada de programa del UNFPA en Cuba, aportó esencias recogidas en el informe que tienen que ver con el embarazo en la adolescencia y la capacidad de decidir.

Mencionó que en el mundo un tercio de las mujeres de 20 a 24 años ha sido madre en la adolescencia, de ellas la mitad con 17 años o menos, mientras el 75 % de las niñas que tienen su primer hijo antes de los 15 años tienen un segundo hijo antes de los 20, y estas son solo algunas de las cifras que alarman y sobre las que hay que actuar.
Por ello, la también profesora auxiliar del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM), de la Universidad de La Habana, propuso, entre otras acciones, cambiar las normas para que el embarazo sea una opción, no una fatalidad, incluir a las mujeres en el diseño de las respuestas políticas, ampliar el acceso a la amplia gama de anticonceptivos y servicios, y que los sistemas sanitarios satisfagan las necesidades de las mujeres y las niñas, incluidas las adolescentes, las solteras.
El intercambio de la tarde tuvo entre sus ejes temáticos, el programa nacional contra el racismo, un fenómeno cuya atención se ha convertido en una prioridad gubernamental explícita y que también tiene impacto en las juventudes.
Varios especialistas arrojaron luces al respecto y, entre ellos, la Doctora María del Carmen Zabala, de la de la Facultad de Ciencias Sociales (FLACSO-Cuba) y miembro del equipo asesor del programa, argumentó que, en nuestro país, a pesar de todos los avances logrado por y para la población negra y mulata, aún se constatan desventajas socioeconómicas en esa población, y se mantienen los prejuicios.
Por tanto, el programa y el diseño de políticas públicas tienen que estar encaminados con un enfoque integral afirmativo para reducir esas desventajas existentes por la condición del color de la piel.
El programa, expresó, se plantea como objetivos contribuir a la eliminación de las condiciones que generan brechas de desigualdad e inequidad relacionadas con el color de la piel, mejorar la situación económica de la población negra y mulata, eliminar prácticas discriminatorias por color de la piel.
Mientras, alertó, los cambios deben ser estructurales, pero también en el plano cultural, simbólico y subjetivo.
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