Hermosísimas, emotivas, breves y profundas resultaron las palabras pronunciadas este viernes, desde el capitalino Palacio de Convenciones, por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, durante la clausura del III Pleno del Comité Central del PCC.

Antes de compartir con los presentes un discurso desde el cual emergió Cuba soberana, de historia humanísima y transida de proezas, que no acepta etiquetas ni rótulos, el dignatario contó que solo habían transcurrido instantes desde que el General de Ejército Raúl Castro Ruz le hubiese llamado; y en esa conversación, dijo Díaz-Canel, el excepcional luchador le pidió que transmitiera a los delegados su valoración acerca del III Pleno, seguido por él en sus dos días: fue una reunión, definió Raúl, marcada por la calidad de los debates.
El compañero Raúl –enunció el Presidente Díaz-Canel– envió a todos los participantes un fuerte abrazo revolucionario, y luego de transmitir el elogio, el Primer Secretario del Comité Central del Partido dio inicio a sus palabras conclusivas: «Saludos, queridas compañeras, y compañeros, hermanos todos en este arduo camino que solo puede emprenderse con claridad en las ideas que defendemos y confianza en los seres humanos que marchan a nuestro lado».
El socialismo es hasta hoy, expresó seguidamente, «la única vía al desarrollo con justicia social. Una apuesta innegable a la inteligencia, la voluntad y la vocación solidaria de hombres y mujeres, conscientes de que hacen camino al andar.
«Otros lo han emprendido antes y nos han dejado lecciones, positivas o negativas, que no podemos ignorar, pero siempre atemperándolas a lo que singulariza nuestra experiencia concreta: historia, tradiciones, identidad y, por supuesto, el carácter y la cercanía de un adversario poderoso que lleva siglos al acecho».
El mandatario aseveró que ese adversario «no acepta la soberanía y odia nuestro sistema social. Somos demasiado libres para lo que ellos consideran su patio trasero, y demasiado atrevidos por elegir el camino del socialismo».
Cuba, con su alta cuota de resistencia y creatividad heroica, siguió emergiendo en las palabras desde las cuales el mandatario afirmó: «Llegó el momento de felicitarnos». Y no es para menos: «las actuales generaciones de revolucionarios, como dijo el dignatario, se están probando en la pelea. La historia de Cuba está preñada de episodios de resistencia insuperables, pero ninguno de nosotros, desde las actuales responsabilidades, habíamos vivido años tan plagados de desafíos y amenazas. Vencerlos, es una proeza».
Díaz-Canel rememoró batallas contra un cerco imperial reforzado, contra una pandemia con picos escalofriantes de contagiados y fallecidos; contra adversidades como problemas en la generación eléctrica, desabastecimientos de productos de primera necesidad, altos precios, crisis global en la transportación de mercancías, y contra una guerra de cuarta generación que pretendió manchar todo lo bueno de la Revolución, que ha hecho «todo por arrancarle el alma a la Patria, acosando a sus artistas y poniendo en venta el servicio de algunos a las peores causas».
El Jefe de Estado denunció la puesta en marcha de un plan desestabilizador del enemigo «que aún no ha cesado», en un mundo crecientemente complejizado y asimétrico, donde la Isla no se pliega, «empeñada en probar que sí es posible un modelo diferente de sociedad, donde el hombre no sea depredador, sino un elemento de concordia, equilibrio y sostenibilidad».
El intento cubano, reflexionó, no ha sido perfecto, pero sería injusto obviar, en cualquier análisis, el bloqueo enemigo que nos ha negado la sal y el agua.




















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Eduardo fernandez dijo:
1
18 de diciembre de 2021
22:58:06
Michail dijo:
2
19 de diciembre de 2021
12:11:04
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