
A 110 años de su natalicio, fecha que se conmemora este 14 de diciembre, Jesús Menéndez, el General de las Cañas, tiene mucho que hacer y aportar aún a la causa por la que entregó sus mayores energías, y hasta su vida, porque su legado pervive.
Nacido en Encrucijada, Villa Clara, fue enemigo acérrimo de las injusticias y pronto se inició en las luchas sindicales en defensa de los derechos de los trabajadores, primero en su comarca y luego en todo el país. Identificado desde muy temprano con la ideología comunista, llegó a convertirse, en poco tiempo, en el principal dirigente azucarero de Cuba y líder de la Federación Nacional de Trabajadores Azucareros.
Por su actitud frontal en defensa de los obreros se ganó la admiración del pueblo, que veía en él al representante incorruptible de sus intereses; pero también el odio de la oligarquía, de los terratenientes y de los gobernantes de turno, quienes pusieron precio a su cabeza.
La batalla por el pago del diferencial azucarero, medida de amplio beneficio, decretaría el fin de sus días, y él lo sabía. A los obreros azucareros que intentaban protegerlo, les dijo antes de morir: «si me matan a mí, quedan ustedes para que sigan reclamando».
El 22 de enero de 1948 se cumplió el fatal designio. Nicolás Guillén lo inmortalizó en su Elegía a Jesús Menéndez: «¿Quién vio caer a Jesús? Nadie lo viera, ni aun su asesino. Quedó en pie, rodeado de cañas insurrectas, de cañas coléricas (…) Jesús no está en el cielo, sino en la tierra; no demanda oraciones, sino lucha; no quiere sacerdotes, sino compañeros; no erige iglesias, sino sindicatos. Nadie lo podrá matar».



















COMENTAR
GMEM1967 dijo:
1
14 de diciembre de 2021
11:21:19
ARGZ_AZC dijo:
2
15 de diciembre de 2021
15:54:41
Franz dijo:
3
17 de diciembre de 2021
16:19:54
Responder comentario