El único país de bajos ingresos que ha fabricado sus propias vacunas contra la COVID-19 ha sido Cuba. El interés gubernamental por darle prioridad a la salud con la implementación del proceso vacunatorio y la gran preparación del sector biotecnológico público han hecho posible el triunfo de la Isla contra la pandemia.
Así lo reconoce la revista Jacobin, voz líder de la izquierda estadounidense, que ofrece perspectivas socialistas sobre política, economía y cultura.
En el texto, el periodista Branko Marcetic explica cómo el exitoso programa cubano de vacunación ha revertido el avance de la pandemia en el país.
Con más del 80 % de la población vacunada, se posiciona en el noveno lugar del mundo, por encima de países ricos como Dinamarca, China y Australia.
Entre los países de bajos ingresos, que han vacunado solo al 2,8 % de sus poblaciones combinadas, Cuba destaca como un caso atípico. Luego de alcanzar un pico de casi 10 000 infecciones y cerca de cien muertes por día.
El acaparamiento de vacunas por parte del mundo desarrollado prohíbe a los países más pobres desarrollar versiones genéricas de las vacunas que se produjeron a través de fondos públicos en primer lugar.
Vietnam, con solo el 39 % de su población completamente vacunada, firmó un acuerdo para comprar cinco millones de dosis de vacunas, y Cuba envió, recientemente, más de un millón de ellas a su aliado.
Venezuela (32 % totalmente vacunado) también acordó comprar 12 millones de la vacuna de tres dosis y ya ha comenzado a administrarla, mientras que Irán (51 %) y Nigeria (1,6 %) acordaron asociarse con el país para desarrollar su propia vacuna.
Asimismo, la inclusión de una vacuna administrada por vía nasal que ha progresado a la Fase II de estudios clínicos constituye una de las únicas cinco vacunas en todo el mundo que tienen una aplicación nasal, según uno de sus principales científicos, que podría ser particularmente útil si se demuestra que es segura y efectiva.
También se desarrolló una vacuna de refuerzo especialmente diseñada para funcionar con aquellos que ya han sido inoculados con otras vacunas.
El país espera por la aprobación de la OMS para sus vacunas, lo que abriría la puerta a su adopción generalizada.
Según Jacobin podría tomar más tiempo para Cuba –en el caso del enfrentamiento a la COVID-19– el obtener el sello oficial de la comunidad científica internacional. Si llegara, explica el sitio, «sería una poderosa refutación del modelo de vacuna impulsado por las empresas que ha dominado hasta ahora».



















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Ernesto René Salcedo Rocha dijo:
1
25 de noviembre de 2021
19:41:12
GMEM1967 dijo:
2
26 de noviembre de 2021
11:25:42
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