En Cacocum, la población cerró filas contra los vándalos

Tanta vileza –y culpa– hay en quienes promueven disturbios desde el exterior, como en aquellos que se prestan, en Cuba, para hacerles el juego. Tal es el caso de los cinco individuos que, en la madrugada del lunes pasado, lanzaron piedras contra el policlínico Rubén Batista Rubio, del municipio holguinero de Cacocum.

Si los autores de la fechoría creyeron, por un instante, que quedarían impunes, ya a las nueve de la mañana, en manos de agentes del orden, no les quedó duda alguna de la repulsa masiva que provocaron entre la población local, que de inmediato se integró al proceso de búsqueda y captura.

En la «hoja de servicios» de esos «combatientes por la democracia» –como se les llama entre contrarrevolucionarios a quienes se dejan manipular por los incitadores–, dos tienen antecedentes penales. Ambos, según las investigaciones, instigaron a los otros tres, mucho más jóvenes, a participar en el apedreamiento.

El comportamiento de esos muchachos es lo que más irrita al doctor César Enrique Pavón Ochoa, un joven de 29 años, quien ocupa la dirección del policlínico desde enero pasado. «¿Cómo es posible un acto así, contra una institución de la Salud Pública? Debieron pensar que aquí atendemos a todo el necesitado, incluidos sus familiares. Teníamos algunos pacientes ingresados y ese acto brutal los alteró. Ni siquiera pensaron que al momento de lanzar las piedras podían estar llegando madres con hijos, como ocurrió después del ataque».

Se atreve a hablar en nombre de los trabajadores del policlínico y de la población de Cacocum: «Esperamos que esos delincuentes sean enjuiciados y respondan por la bajeza de su acto».

Ahora en permanente alerta, entre los vecinos está el joven Luis Enrique González Mastrapa, integrante del CDR No. 3, de la Zona 4, en el barrio Los Hidalgos, movilizado masivamente para proteger la tranquilidad ciudadana. «Por iniciativa de Carlos Hidalgo, otro joven cederista de la vecindad, todas las noches, muchachas, muchachos y varias personas más estamos haciendo guardia frente al policlínico, desde las ocho de la noche hasta las cuatro de la mañana. Es nuestro deber impedir que le hagan daño a cualquiera de las instalaciones sociales del área».