ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La eficacia de dos dosis de Soberana 02 también se debe a los jóvenes que participaron desde su concepción hasta el ensayo. Foto: Endrys Correa Vaillant

El 17 de noviembre de 2005, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, Fidel pronunciaba con aplastante claridad: «Este país puede autodestruirse por sí mismo, esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos; nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra».

Dieciséis años después, un 6 de marzo de 2021, a pocos metros, en el teatro del edificio Varona, el director adjunto del Instituto Finlay de Vacunas, Yury Valdés, decía a un grupo de jóvenes universitarios: «Fíjense bien, ahora mismo ustedes tienen en sus manos el futuro de la vacunología en Cuba». Recuerdo el silencio que sucedió a la frase.

Algunos sabíamos para qué estábamos convocados, otros no. Algunos proveníamos del mundo de las ciencias y podíamos estar más adaptados a los conceptos y al protocolo de un ensayo clínico, otros no. Algunos se conocían, para otros era la primera vez. Pero bastaron solo unos minutos para comprender la magnitud de lo que se nos pedía, y comprometernos totalmente a ello. En pocos días, un pelotón compuesto por alrededor de 50 jóvenes se embarcaría en la tarea de servir de coordinadores de los sitios clínicos del ensayo Fase iii de Soberana 02, divididos en ocho escuadras dispersas por municipios de la capital.

Meses después, vemos con relativo júbilo cómo se demostró que dos dosis de Soberana 02 presentan un 62 % de eficacia. Un 62 % que es de los magníficos científicos que idearon y desarrollaron las formulaciones (los profes), de aquellos que trabajan sin descanso en el escalado productivo, de quienes diseñaron un ensayo que pudiera producir los datos necesarios en un escenario epidemiológico complejo, de los equipos médicos que estuvieron día a día en los vacunatorios, de los muchachos de la CUJAE que dieron vida a esas bases de datos, de la población que participó en el ensayo sabiendo que podía recibir candidato vacunal o placebo.

Este 62 % es también nuestro, de los alrededor de 50 del pelotón, por funcionar como uno solo durante más de tres meses, por alentarnos unos a otros a cualquier hora, por responder todas las preguntas de la población cuántas veces fuera necesario, por defender al ensayo y las buenas prácticas a cualquier costo, por sentirnos responsables hasta del último voluntario, por escribirlo todo, hasta el último detalle, y chequear dos, tres, cuatro, diez veces que no faltara nada, por estar pendientes del dato que faltaba, incluso en la madrugada o los fines de semana, por resolver los problemas sin esperar reuniones, por no claudicar aun cuando algunos eran prácticamente imprescindibles para sus claustros, por ser de los primeros en llegar y los últimos en irnos, por no perder la sonrisa.

En fin, sintámonos orgullosos de ese número, pues es también nuestro número, y el próximo –que de seguro será mayor– también va a ser nuestro, porque siempre estuvimos claros de cuánto demandaban las circunstancias. Sintámonos orgullosos pues, cuando ese 62 % –o el próximo número que venga– sea también de millones en Cuba o en el mundo, nosotros estaremos allí.

EN CONTEXTO

SOBERANA: UN PROYECTO DE APUESTAS, RIESGOS Y ACIERTOS UNA MIRADA DESDE ADENTRO

Apuestas:
Candidato de subunidad proteica por su seguridad y tecnología disponible en el país. Experiencia en estas vacunas.
Diseño innovador: conjugar el rbd de la proteína Spike del virus al toxoide tetánico, para incrementar inmunogenicidad. Único con este enfoque en el mundo, al menos en clínica.
Intervalo de dosis cada 28 días para estimular mecanismos inmunológicos que generen memoria de larga duración.
Aciertos:
Alianzas con la Universidad de La Habana y el Centro de Inmunología Molecular para complementar ciencia y capacidades tecnológicas. (¡Clave!).
Evaluación externa de la respuesta inmune: Centro de Inmunoensayo, Laboratorio de la Defensa Civil, CIM, IPK.
Demandar apoyo de las universidades para complementar procesos claves durante la Fase III.
Confiar en que dos dosis serían vacuna, pero reforzar con una tercera.
Aunar un equipo compuesto por médicos, epidemiólogos y bioestadísticos. (¡Otra pieza clave!).
Cierre del proceso productivo en BioCen.
Confianza en que el pueblo respondería al llamado de voluntarios para los ensayos clínicos, incluso con placebo.
Riesgos:
Hacer una Fase III en la capital, en medio de una difícil situación epidemiológica y en un escenario de circulación de las variantes del virus, fundamentalmente la Beta.
Preservar el ensayo en medio de la intervención sanitaria en la capital.
La combinación de las apuestas, los aciertos y el manejo de los riesgos, combinado con una gerencia de proyecto con claridad meridiana de dónde poner el foco, y sumado a la voluntad y el sacrificio de todos los implicados (que hoy son cientos) han resultado la clave del éxito.
Hoy decimos con orgullo que dos dosis de Soberana 02 tienen una eficacia del 62 %, superior al 50 % exigido por las agencias regulatorias. Vendrá un porciento superior después de la dosis de Soberana Plus, pero esto ya es suficiente para celebrar.
(Tomado del muro de Facebook de Dagmar García Rivera, directora de Investigaciones del Instituto Finlay de Vacunas)

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