Bayamo, Granma.–Aunque casi nunca la salida del sol le sorprende lejos del surco o de las naves para la cría y ceba de pollos que en los últimos años le han robado hasta los domingos, a Humberto Labrada Pérez el tiempo pareciera no alcanzarle para todos los proyectos y producciones con los que aspira darle un empujón a la economía de este territorio.
En las tierras de su finca Bella Aurora, enclavada a las afueras de la ciudad de Bayamo, a sus 71 años, este incansable productor lidera el primer proyecto de ceba de pollos en el sector cooperativo y campesino, de la provincia de Granma, con el cual pretende fortalecer esa cadena productiva mediante la venta a la población –sin intermediarios– de una parte de sus producciones.
Para poner en marcha tal propósito ha acondicionado cuatro naves con una capacidad total de 24 000 pollos, donde pueden llegar a producirse, en un año, alrededor de 80 000 de estas aves.
Sin embargo, lograr concretar y hacer sostenibles esos números, o lo que es mejor, revertirlos en libras tangibles de la tan demandada carne de pollo, es un asunto que, a juicio de Humberto, se encaminará con mayor prontitud si se implementan con rigor las medidas aprobadas por el Gobierno para estimular y dinamizar la producción de alimentos.
«Estos cambios eran indispensables, ahora lo que no se puede pensar es en acomodamientos ni en sentarse a esperar nada», afirmó el campesino, con el pensamiento puesto en las faenas productivas que ha emprendido tras la flexibilización de los procesos de contratación y la reducción del precio de los insumos y de los servicios agropecuarios.
«Antes tenía que buscar los pies de cría en otras provincias con los consiguientes gastos que eso generaba, pero ya dispongo de una incubadora que me permitirá producir aquí nuestros propios pollitos y llegar a ubicar en las naves alrededor de unos 15 000 de ellos cada 60 días», explicó este asociado a la cooperativa de créditos y servicios Niceto Pérez, que el pasado año 2020 produjo 68 toneladas de carne de pollo.
A la par de ese empeño, Humberto tiene sembradas, con el apoyo de 12 obreros, unas diez hectáreas de plátano, yuca, ají, tomate y frutales como el mango, que forman parte de las diversificaciones con las que respalda su actividad principal.
Recientemente logró materializar la apertura de un mercado agropecuario en la céntrica calle bayamesa Saco, donde se expenden –beneficiados y frescos– productos como viandas, hortalizas y condimentos, provenientes de su finca.
«En un principio estamos comercializando todo lo que sale del campo, pero la aspiración para este mismo año es completar la cadena de valor de nuestras producciones con la venta directa al pueblo de carne de pollo», apuntó Labrada Pérez.
«Ese fue el compromiso que hice con el Presidente, producir nuestros pollos para quitarle carga al barco», destacó al referirse a la visita que hiciera a su finca en el año 2019, el mandatario cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, cuando el proyecto aún era incipiente. Ojalá algún día pueda regresar y ver cuánto han crecido las producciones de Bella Aurora, añadió.
Sacudirse de la dependencia foránea para la obtención de alimento animal es un anhelo impostergable para Humberto Labrada.
«Yo era reacio al uso de las tecnologías y gracias a los nuevos cambios he incursionado, mediante la Empresa Agropecuaria Bayamo, en el comercio electrónico con ventas que me generan ingresos en divisas para comprar piensos sin necesidad de que el Estado me tenga que garantizar el alimento animal», resaltó Labrada, quien tampoco ha dejado espacios yermos frente a la poca disponibilidad de abonos químicos importados.
«Estamos en un momento muy complejo para el país en el que los productores tenemos que tratar de tener hasta la última cuarta de tierra sembrada y rotarla de manera permanente, con alternativas nuestras y medios biológicos nacionales».
Con esa misma filosofía de trabajo su primogénito Humberto Labrada
Coronado, asociado también de la ccs Niceto Pérez, ha convertido su finca El Progreso, ubicada en la comunidad rural de El Dátil, perteneciente a Bayamo, en un sitio de referencia para la producción ganadera, donde cada año obtiene más de 15 toneladas de carne, entre 50 000 y 60 000 litros de leche, además de unos 3 000 quintales de plátanos y otras viandas.
«Junto a mi esposa he podido lograr que cada cosecha sea mejor que la anterior y mantener los volúmenes de leche y carne pactados con el Estado; en tanto, con mi padre, he aprendido que lo que podamos producir en Cuba no hay por qué importarlo.
«Por ejemplo, el maíz, el sorbo y la yuca, que se ha demostrado que tienen altos nutrientes para el alimento animal, hay que cultivarlos más en nuestros campos», comentó Humbertico, como cariñosamente le llaman a este otro destacado productor, quien logró limpiar cerca de cien hectáreas de marabú, donde crecen ahora, entre otros cultivos, las plantas proteicas y los pastos y forrajes que garantizan la base alimentaria de su rebaño.
«El país está estimulando la recuperación de la ganadería y no podemos quedarnos de brazos cruzados; la propia producción de leche es verdad que es difícil, pero los nuevos precios con los que se están pagando su acopio y acarreo, valen la pena el sacrificio», reflexionó Labrada Coronado.
Padre e hijo se proponen lograr el encadenamiento de sus producciones con la siembra en la finca El Progreso, de un maíz destinado a la elaboración de piensos para las producciones avícolas de Bella Aurora.
Justo allí, Humberto Labrada (padre) prepara un local para montar una minindustria, donde puedan procesar producciones de ambas fincas, al tiempo que alista otra área, con todas las condiciones sanitarias requeridas, para el sacrificio de aves y ganado, una vez que cumplan con sus encargos estatales. Ambos saben que allanar el camino para producir alimentos necesita ahora, más que nunca, del esfuerzo diario y de soluciones propias.
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