ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Otmaro Rodríguez

Tras ocho años de labor, el proyecto Bases Ambientales para la Sostenibilidad Alimentaria Local, BASAL, culminó su etapa de implementación (2012-2020), con resultados muy favorables en apoyo al proceso de adaptación al cambio climático en el sector agropecuario cubano.

Liderado por la Agencia de Medio Ambiente (AMA) y el Instituto de Geografía Tropical del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), junto al acompañamiento del Ministerio de la Agricultura, BASAL fue implementado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con el financiamiento de la Unión Europea y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE).

Argelia Fernández Márquez, especialista de la AMA y coordinadora de uno de los resultados del proyecto, resaltó a Granma el carácter innovador y el enfoque integrador que distinguió su ejecución, al materializar el vínculo ciencia, tecnología y producción, movilizar a las comunidades involucradas y favorecer la transferencia de tecnologías y prácticas agropecuarias de adaptación al cambio climático, en más de treinta municipios de varias provincias.

Las experiencias y metodologías validadas, enfatizó, han sido replicadas o integradas en otras iniciativas que se aplican en el país, a favor de la sostenibilidad de la producción de alimentos y el desarrollo local. 

Según precisó Argelia Fernández, dentro de los principales aportes del proyecto BASAL figuran haber demostrado la efectividad de las medidas de adaptación en sitios de referencia, al propiciar mejoras en las propiedades físicas de los suelos, sobre todo en lo referido a la disminución de dureza y el incremento de materia orgánica, mayor eficiencia del uso del agua para riego a nivel de fincas y el aumento de los rendimientos promedios por hectáreas con la aplicación de Buenas Prácticas en arroz, frijol y maíz, hortalizas, viandas, pastos y forrajes, y en el número de litros de leche por vaca.

Fueron fortalecidos, igualmente, los servicios agrometeorológicos especializados para productores y su acceso a los mismos a través de redes de información, mientras se establecieron doce Centros de Creación de Capacidades y Gestión del Conocimiento en once municipios cubanos, junto a la introducción de 42 prácticas y tecnologías agropecuarias para la adaptación a los impactos del cambio climático, asociadas a ocho ejes estratégicos: Suelos, Agua, Producción de semillas, Buenas prácticas para la diversidad, Manejo integrado de plagas y de especies invasoras, Energía, Procesamiento de producciones agrícolas-Minindustria y Género.

Al intervenir en el taller que puso fin a la ejecución del proyecto BASAL, la doctora Maritza García, presidenta de la AMA, destacó la integración lograda entre los sectores ambiental y agropecuario, y los productores y decisores, a nivel local y nacional, así como el fortalecimiento de las entidades científicas participantes, para favorecer la aplicación de los resultados y contribuir a una producción agropecuaria sostenible y resiliente.

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