SANTIAGO DE CUBA.–Incluido por su alta sensibilidad entre las prioridades de la Tarea Ordenamiento, el Sistema de Atención a la Familia (SAF) se encauza en Santiago de Cuba bajo la máxima de que la mesa esté mejor servida para quien más lo necesita, como sin dudas corresponde a las personas consideradas vulnerables que se benefician con este programa de la Revolución.
En ese sentido el coordinador de programas y objetivos del comercio y los servicios del Gobierno provincial, Juan Carlos Rosell Zarrabeitía, precisó a Granma que no obstante las limitaciones económicas derivadas del recrudecimiento del bloqueo yanqui y los efectos de la COVID-19, el territorio dispone de los recursos y la logística necesarios para optimizar ese servicio.
Según explicó, 126 unidades de la gastronomía localizadas entre los nueve municipios, reservan 4 600 capacidades a disposición de igual número de adultos mayores, discapacitados, casos sociales, embrazadas y personas con otras situaciones, entre los cuales están registrados 4 213 por los consejos de la administración municipales y la Dirección Provincial de Trabajo y Seguridad Social.
«Fundamental ha sido –expone-, la preocupación y atención de las máximas autoridades y funcionarios involucrados en el SAF, que hoy mantiene estabilidad en productos cárnicos como pollo, cerdo y los conformados, en el arroz, frijoles y chícharo, el pan, algunas variedades de viandas y el refresco, pues se trata de garantizar dos comidas con su plato fuerte.
«Diariamente –precisa-, rendimos un informe a la Gobernadora, el menú se decide a la misma instancia semanalmente, y se insiste mucho en el huevo, ensaladas y la inclusión de potaje, sopa o puré, dadas las características de los beneficiados, que ante la COVID-19 disponen hoy de 1 779 mensajeros para entregar la comida en los hogares, donde continúan recibiendo la canasta básica normada».
Como es conocido tras el reordenamiento monetario surgieron inconformidades con los precios de un servicio antes subsidiado, y al decidirse ahora subsidiar al beneficiado el país optó por topar las comidas en 13 pesos que, al decir del director provincial de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto González Ojea, tras la evaluación pertinente promedian los 12.50 pesos en el territorio.
«Debe decirse –añadió- que todo transita por un riguroso control sobre el empleo y destino final de los productos, la asistencia del beneficiado y el servicio a domicilio para los vulnerables (quienes reciben sistemáticamente la visita de los trabajadores sociales), así como de los precios que, si bien suben algo en algunos cárnicos, también bajan cuando sin coso algunos incluyen productos de donaciones».
Actualmente, las autoridades evalúan la atención, mediante el sistema, a un grupo de deambulantes, quienes, no obstante la atención establecida, persisten en esa conducta. En su caso el pago lo asumiría el Estado a través de la Asistencia Social. Además, para garantizar la calidad del servicio se aseguran equipos de elaboración de alimentos y televisores, entre otros medios.
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