Ciénaga de Zapata, Matanzas.–La condición de municipio más extenso y, a la vez, menos poblado de Cuba, no es obstáculo para que la salud pública cubana se exprese aquí mediante indicadores «de lujo», como el cero que desde 2019 presentan las tasas locales de mortalidad infantil y materna.
Ni las complejidades que, con la pandemia, obligaron al sistema nacional de Salud a concentrar esfuerzos en lidiar con el azote del coronavirus, menoscabaron los estándares del programa de atención materno-infantil en la Ciénaga, un sitio donde, como promedio, ocurren unos cien nacimientos cada año.
Orestes Acosta Iglesias, director municipal de Salud Pública, afirma que el resultado obedece a la constancia en el seguimiento al programa por el grupo básico de trabajo a cargo, a través del cual se garantiza el chequeo permanente en las áreas de los 12 consultorios del médico y enfermera de la familia diseminados por la región, algunos de ellos en zonas de difícil acceso.
Esta red asistencial de atención primaria, aseguró, beneficia a la población total de la Ciénaga, y prioriza la labor de control del riesgo preconcepcional, a fin de conseguir que la mujer se embarace en el momento más oportuno de su vida fértil.
No obstante, dijo, actualmente focalizan la atención médica en lograr disminuir el índice de bajo peso al nacer, debido al notable porciento de embarazadas con riesgo obstétrico.
Un policlínico en la cabecera municipal, en Playa Larga, con una extensión en Cayo Ramona, y la mencionada red de atención primaria, componen la infraestructura que hoy permite indicadores diametralmente opuestos a los que existían antes de 1959.
Con el triunfo de la Revolución sobrevinieron en la Ciénaga dos victorias contundentes, la primera sobre la miseria y el abandono socioeconómico del capitalismo, y la segunda contra los mercenarios que pretendieron, por allí, una invasión imperialista derrotada en Playa Girón.



















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