
Más de 400 000 niños de todo el país fueron inmunizados durante la recién concluida Campaña 60 de vacunación antipoliomielítica oral bivalente, que se desarrolló entre el 22 y el 27 febrero, y tuvo una semana de recuperación del 1ro. al 6 de marzo, informó a Granma la doctora Lena López Ambrón, jefa del Programa Nacional de Inmunización del Ministerio de Salud Pública.
La alta transmisión de la pandemia de la COVID-19 no impidió la realización del proceso de inmunización contra esa terrible enfermedad, alcanzándose una cobertura de vacunación de más del 95 % para los grupos de edades correspondientes a menores de tres años y a los de nueve años, precisó la especialista.
Indicó que se adoptaron medidas especiales, en esta ocasión, para el despliegue de la campaña, debido a la compleja situación epidemiológica que atraviesa el país, como el uso de medios de protección por parte del personal sanitario, el cumplimiento de las normas establecidas para prevenir el contagio con el coronavirus y la ampliación de los puntos de vacunación a los consultorios médicos de la familia para acercar más el servicio a la comunidad y evitar las aglomeraciones.
Destacó, además, que toda la población cubana menor de 60 años está inmunizada contra la poliomielitis; una enfermedad prevenible por vacuna, y ocasionada por el poliovirus, que provoca una parálisis aguda fláccida con notable invalidez motora en los niños.
Cuba realizó en 1962 la primera campaña de vacunación masiva para su eliminación. A partir de ese año, no se registraron muertes por la dolencia en el archipiélago y la incidencia de casos reportados fue muy baja, hasta que finalmente, en 1994, la Organización Mundial de la Salud, de conjunto con la Organización Panamericana de la Salud, certificaron la eliminación de la enfermedad en el país.
En el territorio nacional se mantienen actualmente eliminadas seis enfermedades prevenibles por vacunas, y algunas formas graves de otras afecciones, de acuerdo con el sitio web del Minsap.
Además, el tétanos, la meningitis por Haemophilus influenzae tipo B, la fiebre tifoidea y la enfermedad meningocócica, han dejado de constituir un problema de salud, al tener tasas inferiores a 0,1 por 100 000 habitantes. Otras, como la hepatitis b, han reducido notablemente su morbilidad y su mortalidad.
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