ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Germán Veloz Placencia

El proyecto de restauración mediante el cual el Hotel  Saratoga ha dejado atrás su ruinosa imagen, no deja dudas sobre el potencial y las virtudes que posee la capital de la provincia para el desarrollo del turismo de ciudad.

Al referirse a esta instalación que será operada por el Grupo Cubanacán, Daymara Reyes Brizuela, directora General del Complejo Hoteles E Holguín, precisa que incrementará la capacidad de alojamiento del mismo hasta 38 habitaciones, porque también cuentan las que poseen los hoteles Caballeriza y Esmeralda.

Además de hospedar mayor número de personas interesadas en las bellezas de la urbe provincial, la instalación, que favorece igualmente al turismo religioso- en sus cercanías hay importantes templos cristianos-, ensanchará las posibilidades de realizar eventos de negocios, comenta la funcionaria.

Al patio interior le fue añadida una fuente. Foto: Germán Veloz Placencia

Su ubicación  es uno de los atractivos esenciales. Está en el mismo corazón de la ciudad y desde las habitaciones y la azotea (en esta se planea construir un mirador) es posible divisar el cercano parque Calixto García, sitio donde late con fuerza peculiar el espíritu holguinero, así como la Loma de la Cruz, que hace guiños a las personas para que la remonten a través de los 458 peldaños de su escalera de concreto.

«El Saratoga, dada su condición de edificio patrimonial, conserva el ambiente doméstico que defienden los Hoteles E. Los huéspedes se sentirán en casa, situación propiciada por el personal de servicio y la peculiaridad de la decoración y ambientación, que contienen objetos y recuerdos en general de las personas que los  habitaron».

La huella de Vértice

Atento y conocedor de lo que hace, el arquitecto Rodolfo Quilez de la Torre, quien, en representación de la Inmobiliaria del MINUTUR en Holguín, actúa desde 2016 como inversionista del proceso, aclara que éste se encuentra al 99 % de ejecución y transita  la etapa de pruebas y puesta en marcha de los sistemas tecnológicos.

«El renacimiento del hotel se debe al talento de un equipo de especialistas de la Empresa de Proyectos Vértice, dirigido por la arquitecta Ivett Plana», asegura.   

Las habitaciones se distinguen por el confort y elegancia de los muebles. Foto: Germán Veloz Placencia

En las 12 habitaciones (6 dobles y 6 matrimoniales, incluida una Suite), así como en el recibidor y lobby, las escaleras, los corredores  y  el patio, se aprecia la exquisitez de los proyectistas, apoyados por los constructores, sobre todo una brigada de la ECOA No. 19, ejecutora principal.

También, dice Quilez, hay mucho que agradecer a la Empresa de Servicios al Arte de Holguín y al Fondo Cubano de Bienes Culturales, a cargo de la ambientación y decorado.

Hubo retos, recuerda. «Los cimientos, muros, columnas y vigas fueron los elementos estructurales encontrados en buen estado. Muchos otros los cambiamos. Así, de las 484 viguetas de madera que sostienen la cubierta y el entrepiso, sustituimos 156. También colocamos el equivalente a 3 y medio kilómetros de alfajías. Todo eso fue para recuperar el sistema original de portablas».  

Detalles para contar

El edificio fue construido en 1913 y posee los rasgos propios de la arquitectura ecléctica predominante en Cuba a principios del Siglo XX. Parte de sus peculiaridades son las 14 columnas de 6 metros de alto que rodean el patio interior. Tuvo por primer  propietario a  Rodolfo Socarrás García, médico que alcanzó el grado de teniente del Ejército Mambí.

Manos expertas han restablecido los encantadores rincones de la instalación. Foto: Germán Veloz Placencia

La  planta alta  alojó a la familia y tuvo un local de consulta médica. La baja la dedicaron al alquiler a entidades comerciales. Inmediatamente fue sede de la sucursal del Banco Nacional de Cuba. En 1920 Socarrás vende el inmueble y comienza una sucesión de arriendos y dueños. Así, en 1937 una sociedad lo contrata y lo introduce en el negocio hotelero. Entonces se promocionó como un «magnífico hotel de 22 habitaciones con servicio de agua fría y caliente a todas horas».

Nacionalizado por la Revolución, prolongó sus funciones como hotel hasta que pasó a ser sitio de residencia de familias, al tiempo que permaneció como sede de la Ferretería La Llave, que instalada allí en 1937, alimentó la leyenda de haber comercializado en Holguín el primer receptor de radio de uso doméstico. Golpeado por el tiempo y el maltrato, fue desocupado en 1984. Un dictamen técnico lo declaró en peligro de derrumbe.

Ahora, además de su aureola de Ave Fénix, es componente principal de un proyecto que en los próximos años lo transformará en la parte principal de una especie de complejo hotelero. Se debe a que en unos de sus laterales será adicionada una edificación que, entre otras cosas, sumará 41 habitaciones y una piscina. 

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