ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Matanzas.–Fue la primera vez que visitó La Habana, a donde todos los guajiritos sueñan con ir en alguna ocasión. Partieron en horas de la madrugada y al llegar ya había un pueblo en la Plaza, la más grande concentración que había visto.   

Lo recuerda porque justo ese día, el Primero de Mayo de 1973, cumplió 13 años de edad, y el colegio donde estudiaba, la Escuela Secundaria Básica en el Campo (ESBEC) Mariscal Antonio José de Sucre, en el municipio de Jagüey Grande, fue escogido para desfilar con todos sus estudiantes y profesores en la Plaza de la Revolución.

Por entonces existían unos diez centros de ese tipo en lo que luego llegaría a ser el mayor plan de escuelas en el campo de Cuba, con más de 60 planteles, erigido en los terrenos rocosos de ese municipio matancero, capital citrícola del país.

Sucre, dirigida por un carismático y estricto director a quienes todos llamaban Pérez Bueno, se agenció el lugar de honor en la fraternal emulación y sus alumnos tuvieron la dicha de desfilar el Día Internacional de los Trabajadores, y ser parte de la alegría en aquella fiesta obrera.  

El júbilo fue mayor porque para la ocasión estrenaron el nuevo uniforme, con tela procedente de China y diseñado especialmente para los estudiantes de ese nivel de enseñanza.

Aquella nueva vestimenta fue todo un acontecimiento. De azul oscuro los pantalones de los varones y las faldas short de las muchachas, se combinaba con el azul celeste en las camisas y las blusas, e incluía unos zapatos plásticos que enseguida los estudiantes bautizaran como «Kikos».

Era una mañana clara y fresca, y todos los estudiantes se asombraron por la majestuosidad de la Plaza de la Revolución, con sus banderas, cantos y consignas y una multitud que aturdía a quienes vivían su primera experiencia en aquellos desfiles.

Quedaron maravillados ante un torrente de pueblo desfilando, sin entender todavía a ciencia cierta su profundo significado.  

A lo lejos contemplaron al Presidente bueno de Chile, Salvador Allende, de visita en Cuba para la fecha y quien unos meses más tarde fuera asesinado en el Palacio de la Moneda.  

Entre los profesores destacaban algunos integrantes del Primer Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, la mayoría muy jóvenes, como la profesora de matemática, Alina Trujillo, y la bióloga Marcia Brito, quienes suscitaban la atracción de los muchachos, que no le quitaban los ojos de encima.  

Fue divertido además porque el viaje de ida le alcanzó para aproximarse a Genisela, la más hermosa y mejor educada alumna de su aula.

No recuerda otro desfile con anterioridad. Este de 1973 fue su primero, especialmente grato porque de algún modo aquel día estuvo junto a Fidel, en el histórico sitio donde tantas veces el líder de la Revolución les habló con la verdad y el corazón a todos los cubanos.

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