ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: captura de la televisión

El domingo 27 de marzo, amaneció diferente.  Los terrenos del aeropuerto de las Fuerza Aérea Revolucionaria (FAR), en Ciudad Libertad de La Habana, se vestían de milicianos.

Organizados en columnas de 86 milicianos y formando un gigantesco Ejército Popular de más de 50 mil hombres y mujeres, campesinos, obreros y estudiantes, se concentraron en el mencionado aeródromo militar, donde realizaron ejercicios y prácticas de infantería, con vista al próximo desfile por el Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores.

Integraban las fuerzas 20 columnas de milicias campesinas, 60 columnas estudiantiles, 300 columnas obreras masculinas y 150 columnas femeninas. Cada columna llevaba su abanderado con una bandera cubana.

Jamás nuestros enemigos pensaron que Cuba, desde el 26 de octubre de 1959 a la fecha, en tan pocos meses, pudiera haber organizado, estructurado y entrenado a un ejército popular.

En la terraza del edificio de la Jefatura de la FAR, fue instalada la presidencia, en la cual se encontraban el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz; el Ministro de las FAR, Comandante Raúl Castro Ruz; el Jefe del Ejército Rebelde, Juan Almeida Bosque, y otros jefes de las FAR.

El acto dio inicio con las notas del Himno Nacional y a continuación los milicianos cantaron su himno: Milicianos adelante, / Milicianos a marchar, / solo tenemos un ideal/ salvar a Cuba y su libertad…

Tan pronto como las milicias interpretaron su himno y realizaron el desfile ante la tribuna presidencial, aclamado por aquel ejército Popular hizo uso de la palabra, el Ministro de las FAR, Comandante Raúl Castro.

En sus palabras recordó: «Hace apenas cinco meses, como consecuencia de una de las tantas agresiones en contra nuestro pueblo han perpetrado sus enemigos, en aquella magna concentración del 26 de octubre del pasado año, el máximo guía de esta Revolución orienta a la formación de estas brigadas, de estas milicias obreras, campesinas y estudiantiles; y no se han formado por amor al arte de marchar, se formaron por una urgente necesidad de la patria».

Luego expresó que lo visto en ese día era un pálido reflejo de los primeros esfuerzos, pero que se acudirá a una fase superior de organización militar. Además, destacó que ya teníamos una cantidad suficiente de fusiles para empezar, y como respuesta a los intentos de agresiones enemigas, apuntó: «Además, ustedes saben que nuestra especialidad es arrebatarle las armas al enemigo. Y el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Revolucionarias acordó declarar Jefe de Suministros en Armas al criminal Pedraza, que será el que nos las traerá. Eso es fácil: a ellos se las dan por allá, y si vienen, nosotros se la quitamos por aquí. Es decir, que Pedraza es el Jefe de Suministros de las milicias obreras, campesinas y estudiantiles […]»

Comandante de la guerra, comandante de la paz

El hoy General de Ejército, después de explicar que le pasaría a los que intenten invadir a Cuba, exclamó: «Esperemos como siempre, ahora, la voz que tanto ayer en la guerra civil, como hoy en la difícil tarea de la paz, supo guiarnos por el camino justo; la voz […] del Comandante de la Guerra, Comandante de la Paz, guía de nuestro pueblo: ¡la voz de Fidel!».

Al concluir Raúl sus palabras, Fidel pronunció un breve discurso, señalando que él creía que no podía haber mejor discurso, ni palabra más elocuente que el desfile, y  además que éramos unos privilegiados por haber tenido la oportunidad de ver un acontecimiento como este, de un pueblo movilizado para defender su Revolución y preparado para defender su soberanía. De un ejército interminable, infinito, donde se mezclan, desde los campesinos de la Sierra Maestra, hasta las legiones de mujeres, que marcharon hoy junto a los obreros y a los estudiantes.

Ante el desfile visto, Fidel preguntó lo que dirían los enemigos de la Revolución,  los reaccionarios, los divisionistas y los confusionistas.  Lo que dirían de sus esperanzas contrarrevolucionarias de tomar el poder, «¿Qué esperanza les puede quedar como no sea la de movilizar ejércitos extranjeros contra nuestra patria?  ¿Qué esperanza les puede quedar, sino la esperanza —infundada también— de que los americanos van a venir a resolverles sus problemas? ¡Y qué poca esperanza!  ¡Qué poca esperanza la de los que aplauden a mandatarios extranjeros como si fuesen sus líderes!».

Muy poca esperanza les quedaba a los enemigos, dijo,  porque se podía agredir a un pueblo débil, a un pueblo indefenso, pero no a un pueblo fuerte, preparado y en Cuba ya no estaba el ejército de antes, había uno nuevo, de pueblo.

Más adelante, Fidel reiteró el papel que desempeñaba el pueblo en la defensa del país y que el arma que tratan de usar contra el pueblo era el confusionismo y la división.  Pero, afirmó  que los enemigos eran unos ingenuos creyendo que el pueblo iba a tragar ese anzuelo, porque se siente fuerte, está unido; es indivisible; porque tienen un solo pensamiento:  el pensamiento de la patria; una sola idea:  la idea de su Revolución; una sola bandera:  la hermosa bandera que desfiló hoy al frente de los batallones  —la bandera inmortal de nuestra patria, la bandera que tiene tantos motivos para sentirse orgullosa, la bandera que han honrado tantos brazos de héroes y de valientes.

Y precisó: «Quieren que el pueblo se divida, quieren que el pueblo se convierta en grupos o facciones opuestas, quieren que el pueblo luche contra sí, que el pueblo luche entre sí; pero el pueblo está claro, los guajiros están claros, los estudiantes están claros, los obreros están claros, los rebeldes están claros, las mujeres están claras, los viejos están claros, y los niños están claros».

A continuación manifestó. «Luego, van a tener un problemita difícil aquí las compañías extranjeras.  Van a tener un problemita difícil, porque no solamente el pueblo va a estar bien armado de fusiles, sino bien armado de pensamientos; porque no solo van a estar entrenados los brazos, sino que van a estar entrenadas las conciencias».

Para concluir esta parte de sus palabras, exclamó: «A los traidores y a los tránsfugas, a los sembradores del confusionismo y la división, los desenmascararemos ante el pueblo. A los farsantes y a los hipócritas, a los plumas y a las voces mercenarias, los desenmascararemos continuamente ante el pueblo».

Nos estamos preparando para que no nos agredan

Para terminar su breve intervención el Jefe de la Revolución adelantó algunas ideas de lo que sucedería el próximo primero de mayo, Día de los Trabajadores. Ratificó la disposición de los cubanos para defender la nación y que el desfile de ese día no era más que el preludio de lo que sería el Primero de Mayo,  pues ese día habían desfilado los batallones de milicias, pero el Primero de Mayo desfilarían a la vanguardia las Fuerzas Armadas Revolucionarias; detrás, los batallones de milicias; detrás, los trabajadores de todos los sectores; y detrás, el resto del pueblo.

También asentó que no importaba que la contrarrevolución se organizara, pues nosotros también nos estábamos organizando;  que compraran fusiles, porque por cada mercenario que ellos armen, armaríamos nosotros a 50 revolucionarios.

Las últimas palabras de Fidel, que quedaron en las mentes de los cubanos, constituye un principio de nuestra defensa: «Nos estamos preparando, en primer lugar, para que no nos agredan; y nos estamos preparando, en segundo lugar, para que si nos agreden, tengan que pagar bien caro el atrevimiento y la osadía de hollar el suelo de la patria.

«[…] ¡vamos a luchar en los campos como en las ciudades, vamos a defender calle por calle, manzana por manzana y casa por casa!  ¡Vamos a pelear en todas partes!  ¡Porque de nuestro suelo no podrán arrebatarnos una sola pulgada sin que la defendamos fieramente!

«¡Y ojalá nuestros enemigos comprendan que un pueblo así no es fácil de agredir; que a un pueblo así no se le puede vencer, porque nosotros hemos hecho nuestra, definitivamente, aquella consigna de quien fue la máxima expresión  de la combatividad y del valor cubanos, Antonio Maceo: «Quien intente apoderarse de Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre! ¡Patria o Muerte! ».

Aquí está el legado  que hemos heredado de aquella histórica generación.

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vladimir dijo:

1

27 de marzo de 2020

13:13:08


Ese es mi Pais. Vivo orgulloso de mi patria. Y como dijo Bonifacio Birne " Si desecha en menudos pedazos, llega hacer nuestra patria algun dia. Nuestros muertos alzando los brazos la sabran defender todavia"