El peso cada vez mayor de Rusia y China en la política y la economía internacionales, al igual que el surgimiento de nuevas alianzas estratégicas con naciones emergentes —entre estas el grupo BRICS— ha llevado a más de un entendido a constatar que la hegemonía de Estados Unidos ya no es la misma de antaño.
Si bien la potencia del norte aún impone a su antojo sanciones unilaterales, inicia guerras, ejerce presiones económicas a diestra y siniestra, domina instituciones internacionales y conserva el poderío comunicacional, poco a poco han ido apareciendo manifestaciones palpables de que ya el mundo no es del todo unipolar, como se pensó que sería (o lo fue momentáneamente) tras la desaparición de la Unión Soviética.
En opinión del politólogo argentino Atilio Borón, estamos ante la constatación de que ha iniciado la declinación de Estados Unidos como potencia hegemónica mundial.
«Estados Unidos se enfrenta ahora con dos enemigos: Rusia y China». En medio de un escenario complicado, turbulento y conflictivo, sus aliados —afirma Borón— son cada vez más titubeantes, más desconfiados, y sus adversarios, cada vez más desafiantes.
Durante su participación en el congreso internacional del Educación Superior Universidad 2020, el destacado intelectual ofreció ejemplos convincentes que sustentan su tesis: «Estados Unidos ya no tiene condiciones de imponer sus reglas como lo hizo», de ello da fe que no ha logrado derribar en América Latina a gobiernos como Cuba, Venezuela y Nicaragua.
No puede —sostiene el catedrático y escritor— porque ahora hay un sistema internacional en tránsito a una forma multipolar, policéntrica, donde empieza a establecerse un nuevo equilibrio.
El análisis del prestigioso investigador va más allá del escenario latinoamericano: EE.UU. no pudo impedir que el yuan se convirtiera en moneda internacional, perdió posiciones en la ruta de la seda, no logró derrocar al gobierno de Bashar al-Assad, ni pudo impedir la alianza entre Rusia, China e Irán.
Aunque el sistema multipolar no está consolidado (pero todo indica que el cambio en la correlación de fuerzas va en esa dirección), «la crisis transitoria no va a dar lugar a una nueva hegemonía mundial, sino a un sistema policéntrico».
Las relaciones de Rusia y China con países latinoamericanos en los últimos años se han ido fortaleciendo, favorecidas por la visión geopolítica de la primera, las amplias posibilidades comerciales de la segunda y el rechazo las políticas neoliberales, cuyas consecuencias de endeudamiento y pobreza aún se perciben en la región.
Esto explica el porqué de la agresión norteamericana hacia las naciones sudamericanas y caribeñas. En palabras de Atilio Borón, Estados Unidos cree que América Latina le pertenece. Somos un emporio fenomenal de recursos naturales —petróleo, agua, oro, gas, biodiversidad— y ellos saben que el petróleo sigue siendo fundamental. El petróleo por ahora es irremplazable para el aparato militar de cualquier país, asegura.
Visto así, no es casual que en la agenda hegemónica ocupen los primeros lugares los golpes parlamentarios y juicios políticos contra presidentes de izquierda, la privatización de recursos naturales y la supresión de las políticas sociales, como viene sucediendo al sur del río Bravo.
Si se quiere revertir esa realidad, «la batalla del antimperialismo es fundamental para nosotros y la estrategia de encontrar aliados, (es preciso) tratar de socializar nuestra experiencia de lucha antimperialista. Este es el continente que tiene mayor experiencia y mayor conocimiento de lucha antimperialista en el mundo».



















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Manuel dijo:
1
14 de febrero de 2020
21:15:17
Tomas Echevarria Vela dijo:
2
10 de marzo de 2020
08:25:50
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