ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
En Rolando Beltrán Hurtado el Héroe nació del trabajo cotidiano. Foto: Eduardo Palomares

Santiago de Cuba.–Limpiabotas, zapatero remendón, vendedor de turrones, bodeguero y ni se sabe cuántas cosas más hubieran marcado su vida, de no ser porque la Revolución triunfante abriera el camino que convirtió en Héroe del Trabajo de la República de Cuba al maestro de maestros santiagueros Rolando Beltrán Hurtado.

De todo eso fue en la ciudad de Santiago de Cuba, después que sus padres decidieran trasladarse desde los verdes parajes de Los Ramos, en La Maya, hacia esta urbe, para que el niño que los ayudaba en las tareas del campo pudiera, a los nueve años de edad, comenzar por la noche la enseñanza primaria.

«Realmente mi infancia fue fuerte –refiere a quien todos llaman el profe Beltrán–, porque eso era lo que esperaba a la mayoría de las familias humildes en la injusta sociedad imperante antes del 1ro. de enero de 1959, pero ya con la Revolución quería serle útil, de ahí que me incorporé al contingente de maestros Makarenko en 1962».

Más que vocación, mucha voluntad y compromiso se requerían, pues primero fue un año en Minas del Frío lidiando con el clima y las precarias condiciones de vida, luego igual etapa en Topes de Collantes, en medio de la Lucha contra Bandidos; dos años más en Tarará (La Habana) y finalmente el adiestramiento con 116 alumnos en el central Brasil, de Camagüey.

Maestro, director y otras responsabilidades asumidas en varios centros posteriormente, prepararon a este hombre hasta llegar al seminternado de primaria Abel Santamaría, ubicado en una antigua quinta próxima al poblado de El Caney, donde fue designado Beltrán en 1975.

«Es cierto –expone– que hacía falta mucha fuerza para, en tiempos en que no se hablaba de la escuela como el centro principal de la comunidad, convertir nuestra escuelita inicial de 169 alumnos y 25 trabajadores, en esa referida institución hoy con 1 374 educandos, 227 trabajadores y un grupo de iniciativas que motivan a alumnos y padres.

«Como director siempre estoy observando y tratando de hacer más funcional y bonita la instalación, pero sin el accionar, el ejemplo personal y el sentido de pertenencia del que considero el mejor consejo de dirección del mundo, de los demás trabajadores, y en especial de los padres y estudiantes, no lo hubiéramos conseguido».

Impresionante desde su misma entrada, escoltada por casuarinas, el centro exhibe un parque infantil dotado de múltiples aparatos, el parque dedicado a María Silvia y Elpidio Valdés, un orquideario, un minizoológico con más de cien animales entre monos, jutías, peces, cocodrilos, otros reptiles y tipos de aves, y el proyecto jardines verticales auspiciado por una organización solidaria de Canadá.

Artífice de este reino, Beltrán habla además con orgullo de los concursos de asignaturas e iniciativas en el proceso de enseñanza que otorgan a los mejores estudiantes de 6to. grado títulos de oro, plata y bronce, del movimiento de alumnos Seguidores de José Martí, entre los que resaltan los merecedores del Beso de la Patria.

«Quien trabaja en la enseñanza, formación y educación de los niños, no puede tener reposo –afirma con sus 73 años–, y por ellos llego a la escuela a las seis de la mañana y no me retiro hasta que hayan recogido al último muchacho, hay que estar al tanto de los maestros, del comedor, del estado de los baños, del agua, de la limpieza, de todo en general».

Delegado a la Asamblea Provincial del Poder Popular desde 2012 hasta el pasado 11 de enero, reconocido con el Escudo de la Ciudad, Premio José de la Luz y Caballero, Medalla Frank País García, Premio del Barrio, Vanguardia Nacional durante 29 años consecutivos y Héroe del Trabajo en 2015, el profe Beltrán asegura que el mayor estímulo es el amor y el respeto de sus trabajadores, alumnos y padres.

Gelasio saldó su deuda

Gelasio idolatra al Che, por ser uno de los más fieles hombres de Fidel. Foto: Germán Veloz Placencia

Holguín.–Millares de horas de labor acumuló Gelasio Hidalgo Suayero en el taller de maquinado de la fábrica Héroes del 26 de Julio, productora  de implementos agrícolas. Durante años llegó temprano y puso a punto tornos, fresadoras y otros equipos en medio de una vorágine creadora en la que nunca contó las innovaciones que hizo, ni pensó que merecería el título de Héroe del Trabajo.

«Y mucho menos imaginé que el Comandante en Jefe Fidel me colocara en el pecho la estrella», dice al rememorar ese hecho ocurrido durante el 2000.

«Llegué a la fábrica únicamente a trabajar. Fue en 1981, después de regresar de Bulgaria, a la que me enviaron a un curso de dos años para adiestrarme como preparador de máquinas herramientas.

«Mira si me metí de lleno en el curso, que ayudé a poner de alta una máquina que la industria en la que me preparaba adquirió en Alemania para procesar grandes engranes conocidos como planetas. Con la ayuda de un profesor me había adiestrado en un equipo de igual tipo,  y cuando llegó el nuevo, que ya tenía algunos cambios tecnológicos, me percaté de que le faltaba aceite, lo cual provocó una discusión técnica en la que vencí finalmente, porque encontré el modo de completar el lubricante y procesé una decena de piezas».

Luego, en el taller, varios trabajadores búlgaros le confirmaron que, debido a su agudeza, se evitó que la máquina permaneciera inactiva, a la espera de los especialistas de la casa fabricante.

Cuando mira hacia atrás y recuenta el periodo que va desde 1981 hasta 2007 en la 26 de Julio, afirma que es un hombre realizado. Diariamente  alistaba entre 15 y 20 máquinas para ponerlas en  manos de los operadores. Eso incluía fabricar piezas que demostraban que los equipos trabajaban en correspondencia con sus parámetros técnicos.

«¿Lo va a creer? Extraño la fábrica, el taller de maquinado y los compañeros de trabajo. Y no es porque me falte la atención de ellos. Hace poco me llevaron a una conferencia nacional del Sindicato de Industrias, en Villa Clara, y me dieron derecho a intervenir. Me emocioné mucho porque visité el lugar donde descansan los restos del Che y me regalaron una estatuilla de él».

Asegura Gelasio que con su comportamiento ha saldado una deuda con la Revolución. «Cuando Batista fue derrocado yo era un muchachón que vivía en Banes y no sabía leer ni escribir. Pero eso cambió cuando me incorporé a la División 50 y me pusieron al lado un alfabetizador. Luego fui policía y siguieron varias oportunidades más hasta que pasé el curso en Bulgaria y llegué a la fábrica».

Acto seguido recuerda sus encuentros con el Comandante en Jefe. El primero ocurrió en Santiago de Cuba, en 1967, durante la conmemoración del aniversario 14 del asalto al cuartel Moncada, ocasión en la que fue homenajeado un grupo de jóvenes de varias esferas. Había llegado hasta allí por dirigir un destacamento dedicado a la producción agrícola con buenos resultados en los alrededores de Banes y en sitios como Juan Mulato, La Prueba, Limoncito, La Loma del Mango y Santa Catalina.

La segunda ocasión fue en la 26 de Julio y la tercera sucedió cuando el «gigante de verde olivo» le prendió en el pecho la estrella dorada. Esa última vez, en la que Fidel le estrechó la mano dos veces, permaneció en silencio.

Le requiero que tal vez le habría contado, como hizo con este reportero,  sobre   aquella angustiosa ocasión en la finca de los Quiñones, en Banes, cuando era un muchacho y trató de saciar el hambre con un trozo de la caña que cortaba,  pero fue descubierto por el capataz, quien le despidió en el acto y le rompió el cupón por valor de 20 centavos que le daba derecho a comprar algunos productos en la tienda de los dueños de la plantación.

No duda al asegurar que posee muchas razones para agradecerle, pero prefiere decir, como hace en todos los lugares donde aborda el tema, que
Fidel devolvió la dignidad a los cubanos.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

Odalys calzadilla Torres dijo:

1

23 de enero de 2020

11:55:46


Maestro de maestros,hombre humilde y consagrado a la responsabilidad que le dio la vida, educar a generaciones de cubanos santiagueros, mi profe y de mis hijas que hoy agradecen a él y la Institución la formación y las enseñanzas que recibieron. Mis afectos y respeto.

Jorge Infante Prado dijo:

2

23 de enero de 2020

19:39:29


Es difícil hacer un artículo periodístico para divulgar la vida y obra del MAESTRO Rolando Beltran Hurtado. Este hombre ha dedicado su vida a la formación integral de educandos y educadores, ha enfrentado obstáculos objetivos y subjetivos en pos de la calidad del proceso docente y ha sido capaz de integrar a toda la comunidad de El Caney y a organismos ajenos al Consejo Popular. Este Hombre es paradigma de Educador en Cuba. El Internado de primaria Abel Santamaria es Referencia Nacional y obra de su Director por el trabajo de 45 años. Mis hijos y nietos me integraron a ese centro y nunca me he podido desvincular. Honor a quien Honor merece.