CAMAGÜEY.–Quiso el destino que el último lugar donde demostrara su proverbial valentía a la hora de enfrentar la conjura de traidores al pueblo, fuera también el sitio desde donde partiera en vuelo tempestuoso para desaparecer y dejar el ejemplo de una joven vida entregada por completo a su Patria amada.

Hace 60 años se le vio, entre jaranas y ajetreos de último minuto, abordar el pequeño avión de otras muchas misiones hacia los más lejanos confines del país, siempre al servicio de la naciente Revolución que ya recibía los primeros golpes de quienes apostaban, a escasos meses del triunfo, por su destrucción.

Los hijos y los nietos de aquellos que lloraron, en los días finales de octubre de 1959, la pérdida del entrañable Comandante Camilo Cienfuegos y sus compañeros de tripulación, vuelven cada año al Aeropuerto Internacional Ignacio Agramonte Loynaz a rendirle homenaje y a ratificar nuevos compromisos.

Se sienten continuadores de las muchas virtudes que caracterizaron al Héroe de Yaguajay, decenas de muchachos y muchachas que durante la jornada conmemorativa recibieron el carné que los acredita, por sus méritos laborales y estudiantiles, como militantes del Partido y de la Unión de Jóvenes Comunistas.

Lo hizo patente también la camilita Imirsy Peña Rodríguez: «Cree el enemigo que somos piezas moldeables y puede engañarnos con sus mentiras porque hemos vivido poco. Sin embargo, desconocen el hermoso e inmenso caudal del que hemos bebido y nos ha preparado para enfrentarnos al poderoso imperio».
Hasta el monumento erigido en estas tierras a la memoria de Camilo llegaron este 28 de octubre miles de camagüeyanos para dedicarle una flor, como símbolo del sentir de un pueblo que no se ha resignado a perder a uno de sus mejores hijos y lo mantiene vivo en el recuerdo y en el actuar cotidiano.
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